Conoce a Mireille: Defensora de la educación de los refugiados del JRS
09 noviembre 2018
Mireille huyó de Ruanda con su familia cuando ella tenía dos años después de que su padre fuera asesinado durante el genocidio de 1994. Durante los siguientes seis años, su familia fue caminando por África de aquí para allá, viajando de país en país antes de que Mireille, ya de ocho años, finalmente llegara con su abuelo al campamento de Dzaleka en Malawi; su madre y su abuela habían sucumbido a la enfermedad durante su largo viaje.
En Dzaleka, Mireille se puso a estudiar en uno de los programas educativos del Servicio Jesuita a Refugiados. En Malawi, encontró estabilidad y confianza en sí misma y se dedicó a sus estudios, consiguiendo, finalmente, graduarse de secundaria como una de las tres mejores estudiantes del país. Su extraordinario éxito académico, logrado en un campo de refugiados, se ganó la atención nacional en Malawi. A pesar de graduarse con calificaciones tan altas, su situación parecía que no le permitiría tener la oportunidad de acceder a la universidad; sin embargo, con la ayuda del JRS, los gobiernos de Malawi y China, y otros, comenzó a estudiar medicina en un prestigioso programa en China, consiguiendo graduarse como médico en 2016.
Mireille luchó duro para prosperar en vez de limitarse a sobrevivir. Está feliz de ser un rayo de esperanza y una embajadora de la comunidad refugiada, pero es una persona normal y corriente que ha pasado por circunstancias extraordinarias. Es tentador describir la experiencia de Mireille como una anomalía, alentada por su motivación y sus extraordinarias habilidades, pero ella cree que su ambición tuvo sus raíces en su condición como refugiada.
Mireille no siempre ha sido tan positiva, pero sus años de escolaridad la ayudaron a crecer espiritual y emocionalmente. Sus experiencias en África, China y Europa, le enseñaron a ser más receptiva y abierta, y comenzó a ver oportunidades en su vida. Mireille también encontró espacio para el optimismo cuando estudiaba en China y tiene un aprecio especial por las amistades que hizo allí. Le gustó mucho la comunidad internacional que encontró en la provincia de Shenyang, en China, y dice que las personas que conoció la ayudaron a ver su propia historia como esperanzadora en vez de trágica. Cuando mira hacia el futuro, y piensa en donde quiere construir su hogar, Mireille cree que su educación la ayudó a encontrar su pasión y fe, y que esto contribuyó al descubrimiento de su propósito en la vida. Mireille quiere usar sus habilidades y conocimientos donde pueda hacer la mayor diferencia, y eso, para ella, está en África.
Esta es la razón por la que Mireille ha asumido la responsabilidad de ser Defensora de la Educación de los Refugiados aquí en el JRS. Cree que la educación es la clave para resolver los desafíos que enfrentan los refugiados. Cuando se le preguntó qué quería que el mundo supiera sobre los refugiados, hizo hincapié en que estos piden dignidad y respeto. Nadie quiere ser una carga para los demás, y Mireille cree que los refugiados deben ser vistos como un recurso. Ella dice: «Los refugiados quieren participar en la solución.» La forma más sencilla de incluirlos es darles la oportunidad de aprender. Mireille sostiene que la educación es el mejor regalo que podemos dar al niño refugiado.