Educación

Actividades para niños y niñas en la escuela Dar Al Hanan, Baalbek, Líbano. (Francesco Malavolta/Jesuit Refugee Service)

La prioridad del JRS para 2025–2029 es promover el acceso a una educación de calidad para las personas desplazadas por la fuerza, defendiendo el derecho a su reconocimiento en los sistemas educativos nacionales, y dando prioridad a la formación de los docentes y a las vías alternativas de educación, especialmente para las niñas y otros grupos marginados.

Las personas jóvenes desplazadas a menudo tienen dificultades para continuar sus estudios y acceder a oportunidades que les preparen para el futuro. Sin embargo, para quienes viven en situación de desplazamiento, la educación no solo es un derecho básico, sino también una forma esencial de protección. Mantiene a los niños y niñas más seguros al reducir riesgos como el trabajo infantil, el matrimonio forzado, el embarazo precoz o la recluta por parte de grupos armados, y ayuda a derivar a quienes necesitan un apoyo adicional hacia servicios especializados.

La escuela ofrece estructura, rutina y una sensación de vida normal, y contribuye al bienestar emocional de la infancia y a su capacidad para aprender. La educación ayuda a niños, niñas, jóvenes y adultos a recuperar la confianza, desarrollar habilidades para resolver problemas y habilidades para la vida, y aprender a gestionar las relaciones y las emociones. Promueve la igualdad entre niñas y niños, incluye a estudiantes que de otro modo quedarían excluidos y abre puertas al empleo, a estudios posteriores y a la participación en la vida pública. Cuando las comunidades desplazadas y de acogida estudian juntas, la próxima generación está mejor preparada para la paz, la reconstrucción y la integración.

El enfoque del JRS

Basándose en una larga tradición jesuita, las actividades educativas del JRS se inspiran en la cura personalis: el cuidado de la persona en su totalidad. Nuestro objetivo es crear escuelas seguras y acogedoras donde los niños y niñas puedan aprender, jugar y crecer, al tiempo que apoyamos a las familias, al profesorado y a las comunidades que les rodean.

El JRS da prioridad a la inclusión de las personas refugiadas en los sistemas educativos nacionales para que puedan aprender y desarrollarse junto a la infancia y la juventud de las comunidades de acogida.

El profesorado está en el centro de nuestro trabajo. El JRS ofrece formación continua y apoyo para que las y los docentes mejoren su manera de enseñar en el aula, protejan a los niños y niñas y acompañen con cuidado a los estudiantes que han vivido crisis y pérdidas. Las clases incluyen no solo materias académicas, sino también habilidades prácticas para la vida cotidiana y herramientas sencillas para ayudar a los niños y niñas a manejar el estrés, construir relaciones sanas y resolver conflictos de forma pacífica.

Nuestro enfoque presta especial atención a quienes corren mayor riesgo de quedarse atrás, incluidas las niñas, la infancia con discapacidad y otros grupos marginados. Ofrecemos opciones de aprendizaje flexibles para quienes han perdido años de escolarización, como clases de refuerzo o programas acelerados. Trabajamos estrechamente con madres, padres y cuidadores para que puedan apoyar el aprendizaje de los niños y niñas y ayudarles a permanecer en la escuela.

El JRS coordina de forma estrecha con grupos de coordinación de educación y de respuesta a personas refugiadas a nivel local y global, y colabora con socios como el Geneva Global Hub for Education in Emergencies y el Global Education Cluster. Nuestros programas educativos están alineados con las normas mínimas de la INEE.

Educar es un acto de esperanza
PAPA LEÓN XIV

Qué hacemos

El JRS ofrece oportunidades educativas para personas refugiadas desde la educación infantil hasta la educación primaria y secundaria, así como educación superior, programas de aprendizaje alternativo y cursos de habilidades para la vida.

En cada país, este trabajo adquiere formas distintas. Por ejemplo:

  • En Colombia, el JRS promueve escuelas seguras en Buenaventura, una zona profundamente afectada por la violencia. Trabajamos con niños, niñas y docentes para crear entornos escolares más seguros, prevenir riesgos relacionados con la violencia y el abandono escolar, y reforzar la educación como forma clave de protección.
  • En el campamento de Kakuma, Kenia, el JRS apoya a chicas y chicos adolescentes para que accedan a la educación secundaria, abordando obstáculos como la pobreza, la violencia de género y los problemas de seguridad. Esto les ofrece una mejor oportunidad de aprender y construir su propio futuro.
  • En Líbano, para responder a la falta de profesorado cualificado en zonas afectadas por crisis prolongadas, el JRS se asocia con la Universidad Saint Joseph de Beirut. Juntos formamos a futuros líderes educativos y ofrecemos un diploma universitario acreditado, fortaleciendo las escuelas locales y generando cambios duraderos en las comunidades.