El JRS con los refugiados y migrantes en plena crisis de la COVID-19

07 abril 2020

“Estamos encerrados en casa, asustados. He perdido mi trabajo como empleada doméstica y apenas nos queda dinero para comprar comida. Una religiosa que trabaja con el Centro Astalli (JRS Italia) nos ha proporcionado harina, leche y otros alimentos, así como algo de dinero. Como musulmanes, rezamos junto con los cristianos por todos los que sufren y para que esta situación termine pronto”.

Una mujer musulmana refugiada de Mauritania, que vive en Roma con su hija y su nieto de 7 meses.

 

Al inicio de la Pascua, durante la celebración del Domingo de Ramos, el Papa Francisco nos recuerda: «Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan y con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: ‘Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene’».

Con proyectos activos en más de 50 países de todo el mundo, el JRS está trabajando para garantizar que los desplazados internos, los solicitantes de asilo y los refugiados no sean abandonados en estos tiempos de gran incertidumbre. Los servicios para estas poblaciones altamente vulnerables siguen de manera segura para ellos y para nuestro personal. Mientras continúan los esfuerzos de ayuda global, el JRS hace un llamamiento a los decisores políticos y contrapartes a tener en cuenta lo siguiente.

Proteger el asilo en tiempos de crisis

Nos sumamos al llamado del ACNUR a gobiernos y contrapartes para que se establezcan mecanismos que permitan hacer el seguimiento y reportar, así como para mitigar los riesgos potenciales para la protección de refugiados y desplazados, lo que incluye la restricción del acceso al territorio y el derecho a solicitar asilo. La posibilidad de solicitar asilo y registrarse como demandante de asilo debe estar garantizado en todo momento, así como el derecho a una recepción adecuada como solicitante de asilo.

El JRS se suma también a los grupos de la sociedad civil para pedir que se garantice el acceso a la protección, el fin de la detención por motivos migratorios y la inclusión de los migrantes forzosos como miembros de pleno derecho en la sociedad. La protección de los refugiados es más urgente que nunca.

La situación en los inhumanos y superpoblados centros de acogida, asentamientos informales y campamentos de refugiados suponen un grave riesgo para quienes se encuentran en tránsito o viviendo en estas condiciones. El JRS pide la descongestión de los campamentos de refugiados, que permita un distanciamiento social lo más amplio posible. Las condiciones de los centros de recepción, como los de las islas griegas, son inaceptables, más aún en medio de una pandemia, y el JRS pide que la evacuación de las islas griegas sea una prioridad.

Proporcionar acceso a los servicios de higiene y salud en igualdad de condiciones

Los refugiados y otras personas desplazadas por la fuerza corren el mismo riesgo de contraer y transmitir el virus que las poblaciones locales. Si bien los Estados toman medidas para ayudar a controlar la COVID-19, estos esfuerzos deben incluir, y no discriminar, a los refugiados y ajustar estas medidas a las prácticas recomendadas de salud pública. Esta crisis nos  recuerda que para combatir eficazmente cualquier emergencia de salud pública, todos, incluidos refugiados y desplazados internos, deberían poder acceder a las mascarillas y otros suministros de higiene, servicios de agua y saneamiento, y a las instalaciones de salud sin discriminación.

La iniciativa del gobierno portugués de regularizar temporalmente el estatus de todos los migrantes y solicitantes de asilo con solicitudes pendientes, para que puedan acceder a todos los servicios, incluida la atención médica, como ciudadanos portugueses, es particularmente loable y un modelo a seguir por otros.

Paralizar la detención y deportación de los solicitantes de asilo

El JRS siempre ha abogado por el fin de la detención y lo sigue haciendo en plena crisis de la COVID-19. Durante una pandemia, los centros de detención se vuelven aún más peligrosos ya que los detenidos están obligados a vivir en recintos cerrados, con acceso limitado o nulo a unas condiciones higiénicas o a la atención médica. Los gobiernos deben establecer rápidamente planes para liberar a todos los detenidos, cesar las deportaciones y proporcionar a los solicitantes de asilo alojamiento alternativo cuando no lo tengan. Mientras tanto, las condiciones en los centros de detención deben mejorarse para garantizar que se implementen las medidas de seguridad necesarias ante la COVID-19, tanto para los detenidos como para el personal.

La pandemia es un desafío global que debe abordarse a través de la solidaridad y la cooperación internacional. Nos interpela a cada uno de nosotros a hacer un cambio en nuestras propias familias y comunidades. El JRS pide a las comunidades que acojan a los desplazados forzosos mientras sigan las actuales medidas contra la COVID-19, así como en los futuros esfuerzos de recuperación.