Un viaje del Líbano a Yemen a través de sabores e historias

30 marzo 2022

08 de julio de 2021. Amán, Jordania. Gehad, una refugiada de Yemen que vive en Amán, prepara un almuerzo yemení que incluye el plato tradicional llamado saltah; le ayudan su marido y los trabajadores del JRS Sajeda, Bayan y Samantha. Comparten el almuerzo en compañía de sus dos hijos. Gehad y su marido asisten a clases de inglés impartidas por el JRS Jordania. Foto de Silvia Mazzocchin.

La mesa de la cocina de Gehad está cubierta de colores y sabores, un arco iris de carne roja, lechuga verde, ajo blanco y diversas especias. Comienza a lavar, picar y mezclar, y luego todos los ingredientes se encuentran juntos en una olla, hirviendo a fuego lento. A través de esta olla, Gehad nos transporta a su país, Yemen. Los sabores y olores del saltah, un plato tradicional yemení, acompañan su relato de cómo llegó a Jordania, con su marido Esam, su hijo Ra’fet y su hija Raghad.

«Los partidos políticos de Yemen reclutaban a la fuerza a niños de hasta catorce años para que puedan en la guerra civil», nos cuenta Gehad. «En aquel entonces, empecé a notar un cambio en la forma de pensar de mi hijo. Empezó a interesarse por los asuntos relacionados con el conflicto en nuestro país. Por miedo a que mi hijo se uniera a los grupos armados, y se convirtiera en un terrorista suicida, huimos a Jordania en 2018».

Su llegada a Jordania no fue fácil.

«Una de las cosas más difíciles a las que se enfrenta un refugiado son las terribles circunstancias financieras. Los refugiados luchan constantemente por mantenerse a sí mismos y a sus familias debido a la falta de oportunidades de trabajo. Para poder trabajar se necesita un permiso de trabajo y para obtenerlo un refugiado se enfrenta a muchas barreras, como la de obtener inicialmente un permiso de residencia. Esto contribuye además a que los refugiados tengan dificultades para pagar los alquileres porque son muy altos». Para mantener a su familia, su marido empezó a trabajar en un restaurante y a preparar postres, mientras que Gehad le ayudaba a preparar la comida.

«Nos esforzamos por superar las dificultades juntos como una sola familia», dice.

Una de las cosas más difíciles a las que se enfrenta un refugiado son las terribles circunstancias financieras. Los refugiados luchan constantemente por mantenerse a sí mismos y a sus familias debido a la falta de oportunidades de trabajo.
Gehad

Mientras hablamos y cocinamos juntos, su marido nos enseña una vasija de cerámica llamada Al-Haradah, procedente de Yemen, necesaria para preparar el saltah. Su hijo llega con una bandeja llena de grandes panes planos yemeníes que ha preparado un vecino y la pequeña Raghad juega alrededor de su madre.

Gehad continúa su relato: «Empezamos a aprender nuevas habilidades con la esperanza de mejorar nuestras condiciones de vida. Me apunté a un curso de costura en uno de los centros locales», dice.

«Cuando comenzó el brote de coronavirus, utilicé mi nueva habilidad para crear y vender mascarillas; vendí diseños sencillos a un centro de Corán y luego ayudé a enseñar a mis amigos y vecinos a hacer también las mascarillas. Después, empecé a coser ropa y cortinas».

Gehad también se dio cuenta de lo importante que era para su hijo aprender inglés. Sintió que no podía ayudarle, así que decidió inscribirse en los cursos de inglés que ofrece el JRS Jordania.

«Después de completar el curso de inglés, pude compartir lo que aprendí y enseñar a mi hijo inglés», dice.

«También participé en el programa de orientación profesional y aprendí a crear un CV y presentaciones en PowerPoint. Tuvimos la oportunidad de diseñar una presentación y fue divertido trabajar en grupo con mis compañeros. También aprendí información importante sobre empleos, oportunidades de trabajo y el mercado laboral», dice Gehad.

Durante el curso, también adquirió conocimientos sobre la ansiedad, la depresión y otros problemas psicológicos. Su hijo pudo ingresar en el centro comunitario del JRS Jordania y mejorar su rendimiento escolar. Estos progresos y logros animaron a su marido a estudiar también en el JRS.

El saltah está listo; nos sentamos en el suelo, reunidos alrededor de los deliciosos platos.

El último sabor de Yemen que nos ofrece Gehad es el té. Es dulce, picante y caliente, justo como nos sentimos después de este día en el que compartimos todo esto.

Nos cuenta que «ante las difíciles circunstancias, nuestra participación en el JRS marcó un notable punto de inflexión en nuestras vidas. Los refugiados viajan a Jordania para pedir asilo y encontrar mejores oportunidades de vida. En nuestro caso, el JRS nos proporcionó el apoyo y la ayuda que necesitábamos y, en última instancia, cambió nuestras vidas».

 

Esta historia fue publicada originalmente por el JRS USA.