Uganda: la inspiradora historia de superación personal e iniciativa de Ali

01 octubre 2020|Hna. Hellen Tabea, coordinadora de educación, JRS Kampala

Ali pudo crear sus propias oportunidades y mejoró sus medios de vida invirtiendo en vehículos que usó como taxis en Kampala. (Servicio Jesuita a Refugiados)

Ali es un refugiado somalí que llegó a Kampala, Uganda, esperando mejorar su vida a través de la educación. Llegó a nuestra oficina del JRS en 2011 pidiendo que lo admitiéramos en el curso de inglés para adultos.

Se hacía entender hablando un poco de suajili a la vez que usaba algunos verbos en inglés. Aprender inglés es un desafío enorme, pero Ali estaba decidido y aprendió rápidamente: comenzó a escribir y leer, a pasar horas entre notas y libros. La distancia no le impedía asistir cada día a clase; su compromiso no tenía parangón. Un día le dijo a la clase que, cuando su país mejore, será el traductor de su presidente porque allí nadie, aparte de él mismo, habla inglés. Socializó con los demás, aprendió habilidades de autogestión, soñaba a lo grande, nunca guardó sus pensamientos para sí mismo.

A medida que avanzaba el programa, se sentía más cómodo y elocuente cuando hablaba. Tras graduarse, dio un discurso sobre su vida en el que recordó que fue pastor en la selva con sus padres y que nunca llevaba ropa. Esa era la única vida que conocía. Estudiar idiomas con el JRS mejoró sus habilidades de comunicación y cambió su perspectiva sobre la vida y el mundo.

Después de su curso, consiguió un trabajo en un supermercado y, con su primer salario, compró algunos aperitivos para el personal del JRS como muestra de gratitud.

Su ambición se hizo aún mayor: solicitó un trabajo en la Oficina del Primer Ministro (OPM) como traductor de somalí. Lo llamaron para una entrevista en la que destacó y así comenzó una nueva vida. Con su primer salario, inmediatamente compró un triciclo nuevo que alquilaba durante sus días libres y fines de semana. Mucha gente lo contrataba y rápidamente se compró el segundo triciclo que confió a un fiel conductor. ¡Se ha convertido en un creador de empleo para sus compañeros refugiados y en un buen proveedor de servicios!

Un día llegó a la oficina en un auto nuevo. Dijo que quería compartir la historia de su vida con nosotros: la de un hombre de la selva analfabeto educado por el JRS en Uganda. Pidió que el P. Frido Pflueger SJ, director nacional del JRS Uganda, bendijera su nuevo trabajo: decidió dejar su empleo en la Oficina del Primer Ministro y trabajar para sí mismo utilizando sus vehículos como taxis. Ali nos llevó a ver su auto blanco, hermoso y cómodo, y el P. Frido le dio la bendición que pedía, mientras todos esbozaban una gran sonrisa en el rostro.

Tenemos mucho que copiar de nuestro visitante. Algunos de nosotros hemos tenido la suerte de recibir una educación exhaustiva, pero nunca hemos sentido el orgullo por los logros alcanzados como Ali después de trabajar tan duro para aprender un idioma extranjero y comenzar una nueva vida. Ali demostró que había crecido como persona e irradiaba confianza en sí mismo, determinación y la compasión de un hombre que dejó su hogar para buscar un futuro más esperanzador.