Tailandia: Reflexión sobre la vida en el desplazamiento
19 enero 2022
Dephne tenía solo quince años cuando su familia se vio obligada a abandonar Pakistán y huir a Tailandia. Durante los nueve años siguientes, escribió sus reflexiones en un diario, una de las pocas pertenencias que pudo llevar consigo.
Si las primeras páginas trataban de la huida de su familia, los capítulos actuales están marcados por la incertidumbre de la vida en el desplazamiento. Sin embargo, Dephne aún sueña con terminar su carrera y mira hacia el futuro.
El pasado: dejar atrás una vida feliz
Hay muchas cosas que Dephne echa de menos de su vida en Pakistán. «Echo de menos la vida que tenía allí. Hay muchas cosas que echo de menos porque, por supuesto, era mi hogar. Nací allí y viví allí durante 15 años, en el mismo lugar.»
Dephne recuerda vívidamente el día en que su familia huyó y todo cambió. «Cuando salimos de nuestro país solo había [una] cosa en nuestra mente: irnos y escondernos en algún sitio, para salvar nuestras vidas.»
Según cuenta, «desde ese día, no sabemos qué va a pasar después y solemos sentirnos como en una montaña rusa todo el tiempo.»
La inestabilidad de hoy se ve acentuada por la sensación de seguridad y dirección que había sentido en su país. «Estudiaba y veía un futuro allí. […] Solía planear […] con mis amigos, cómo íbamos a ir juntos a la universidad, cómo íbamos a terminar nuestros estudios y trabajar juntos.»
El presente: incertidumbre y esperanza
Para Dephne, estar desplazada en Tailandia no es fácil. No puede trabajar ni seguir estudiando, por lo que espera trasladarse a otro país con su familia.
En general, «la gente es buena aquí, es servicial, es amable.» Pero, continúa Dephne, «nueve años no es poco tiempo para vivir en otro país. Es realmente mucho tiempo, especialmente en esta situación.»
La situación que describe es la de un limbo: «siempre estamos sentados en nuestro lugar. No sabemos qué va a pasar al día siguiente.»
En estas circunstancias, estar junto con su familia es lo que mantiene viva la esperanza. «Incluso después de tantos problemas, peligros y situaciones terribles, seguimos estando contentos de estar juntos. Podemos pensar en los viejos tiempos juntos, reírnos de ello.»
Los problemas del presente se suavizan al compartir los recuerdos de su hogar: «El hogar no es solo un lugar, es la gente que te rodea. Las cosas de las que puedes hablar. Me alegro de poder seguir sonriendo por estas cosas que tengo.»
El futuro: sueños de educación y estabilidad
Los recuerdos del hogar pueden ayudar a navegar por un presente incierto, pero el futuro de Dephne se basa en los sueños.
«Mis amigos de mi edad en mi país, mis compañeros de clase, todos están obteniendo sus títulos», informa Dephne. «Espero que algún día tenga la oportunidad de irme a otro país. Mi prioridad sería continuar mis estudios y obtener un título para poder determinar mi futuro.»
Dephne sabe que la clave de la estabilidad es la educación. También sabe que hay muchos jóvenes en su situación: «No se trata solo de mí. Hay muchos niños refugiados, chicos y chicas, que realmente quieren ir a la escuela, pero no pueden.»
Para Dephne, es primordial que los responsables escuchen las voces de los refugiados: «Pido humildemente a quienes puedan hacer algo por la gente como yo o los otros refugiados, que hablen con ellos, que les pregunten por lo que están pasando. A veces solo quieren a alguien con quien hablar.»