Kenia: Restaurar la esperanza para un futuro mejor

17 noviembre 2021

Pacific y otros beneficiarios de las becas del JRS durante una reunión de apoyo y orientación con el personal del JRS. (Servicio Jesuita a Refugiados)

«A pesar del sufrimiento por el que la gente pase, solo hay que creer en uno mismo. Todo es posible».

Pacific era un líder estudiantil en Goma, República Democrática del Congo, cuando fue secuestrado por los rebeldes que ocuparon la ciudad durante unas cuantas semanas en 2013. Junto con otros nueve estudiantes universitarios, a Pacific le pidieron que apoyara a los rebeldes y les ayudara a reclutar a más estudiantes, pero Pacific se negó a participar. Cuando las fuerzas gubernamentales recuperaron el control de la ciudad y se enteraron de la reunión entre los rebeldes y los líderes estudiantiles, tomaron a Pacific y a los otros estudiantes cautivos, en busca de información que no tenían.

Incapaz de ver la luz, Pacific no sabe cuánto tiempo estuvo preso. Las marcas de las cuerdas con las que lo ataron aún son visibles en su piel.

Gracias a un amigo de familia que colaboraba con las fuerzas gubernamentales, Pacific fue liberado en secreto y pudo huir a Ruanda, donde fue atendido con cuidados médicos durante 3 meses. Cuando se sintió con fuerzas para continuar su viaje, voló a Nairobi, Kenia.

«Cuando llegué aquí no tenía dónde quedarme. Me quedé con un amigo y él me llevó al JRS. El JRS me dio comida, ropa… El JRS siempre estuvo a mi lado», dice. «También me ofrecieron asesoramiento, porque estaba traumatizado, no tenía esperanza, estaba muy asustado… así que me asesoraron, ayudándome a salir de esa situación».

A pesar del sufrimiento por el que la gente pase, solo hay que creer en uno mismo. Todo es posible.
Pacific, beneficiario de las becas del JRS en Kenia

La vida como refugiado en Nairobi puede ser muy difícil. Las oportunidades de trabajo son muy limitadas, el coste de la vida es elevado, incluso para los ciudadanos, y pagar el alquiler es un gran reto.

«Cuando eres un refugiado, tus sueños se cierran. Te desesperas y ya no puedes pensar en el futuro».

El título congoleño de Pacific no se reconoce en Kenia, así que decidió obtener uno nuevo. Gracias a una beca del JRS, actualmente está cursando una licenciatura en Estudios Internacionales. Después de todas las torturas y el sufrimiento, Pacific es capaz de ver de nuevo un lado más brillante de la vida y ahora está invirtiendo en su futuro.

«Tenía tantos sueños… pero desde que me convertí en refugiado y vine a Kenia, vi a tanta gente ayudándose mutuamente que decidí convertirme en trabajador humanitario. Le pido a Dios que me conceda la gracia en la vida para que yo también me convierta en alguien que ayude a los demás», comparte Pacific. «El JRS me ha mostrado muchísimo amor y siento que debo continuar con esta misma bondad que me están mostrando y extenderla a mi comunidad y a otras personas que se sienten desesperadas».