#Do1Thing: Lo mejor que puedes ofrecer es tu tiempo

15 febrero 2018|Por Andrea Andreu, voluntario del JRS Camerún

Una foto de grupo del equipo del JRS en Batouri, Camerún.
Una foto de grupo del equipo del JRS en Batouri, Camerún. (Servicio Jesuita de Refugiados)

Estoy en Batouri, este de Camerún, a unos 100 kilómetros de la frontera con República Centroafricana, es una zona principalmente selvática, donde la electricidad llega con problemas (ahora mismo llevamos una semana de corte) y el agua corriente, simplemente, no existe, a pesar de ser el segundo municipio más grande del este del país. Se trata de una zona principalmente rural donde predomina la actividad agrícola y ganadera pero en condiciones precarias. La maternidad es elevada, tal como lo es la mortalidad infantil.

Trabajo con el Servicio Jesuita de atención al Refugiado como agente de terreno, colaborando en la movilización comunitaria y la educación. También he desempeñado recientemente la tarea de asistente de investigación, centrándome en los aspectos de protección de la infancia y de la juventud. Como actividad complementaria, participo en la elaboración de una revista mensual, en la que analizamos las principales necesidades humanitarias y difundimos parte de nuestro trabajo. La misión de la organización es acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados y desplazados forzosos.

Por ello, trabajo principalmente con la población refugiada de República Centroafricana, que llega a Camerún huyendo de la violencia causada por la guerra civil que estalló en el país en 2012, pero también con la población local que desde 2014 hasta la actualidad, en el este, acoge a una populación de aproximadamente 180.000 refugiados. Así, mi labor tiene lugar en un contexto de ayuda humanitaria.

Los refugiados son principalmente de la etnia Fulani, grupo nómada, en su mayoría musulmán, dedicado al pastoreo y que habla el fulfulde. Con todo, es importante no generalizar pues no existe una sociedad Fulani sino más bien grupos que se encuentran en constante transformación.

Los objetivos que tengo siempre presentes son: trabajar por la reconciliación pacífica, garantizar los derechos humanos, en especial de la población vulnerable como son los niños, las mujeres y los jóvenes y colaborar en el autonomismo de dichas poblaciones. Trabajar por la reconciliación pacífica significa también la búsqueda de relaciones justas que promuevan el bien común.

Mi principal expectativa en esta experiencia era y es la del aprendizaje pero un aprendizaje vinculado y comprometido con la realidad, un aprendizaje que en sí mismo supone una comprensión del otro y, por tanto, un acercamiento a él en el sentido racional pero también emocional.
Andrea Andreu, voluntario del JRS Camerún

Este acercamiento al otro implica la transformación de uno mismo. Mi expectativa se cumple con creces todos los días desde mi llegada a Camerún, si bien es cierto que el trabajo humanitario en ocasiones es difícil pues te pone ante dilemas éticos de difícil resolución. Además, se trata de un trabajo lento en el que no siempre vemos los cambios.

Una de las cosas que he podido comprobar tras mi llegada es el escaso conocimiento que existe en Europa de la realidad social y cultural del continente africano o, probablemente, debería decir de las realidades, que a menudo quedan reducidas al sufrimiento y la pobreza. Si bien es cierto, como decía Ryszard Kapuscinski que aquí “se nace en cualquier parte y se muere de cualquier cosa”, también es cierto que existe un vasto mundo cultural y social por conocer que nos harían más ricos como personas si practicásemos un poquito más la apertura y fraternidad que los cameruneses y centroafricanos me muestran desde mi llegada.

Son muchos los que me preguntan cómo pueden ayudar y, como me dijo una vez una persona muy importante, cuando no tienes nada pero también cuando tienes mucho, lo mejor que puedes ofrecer es tu tiempo. Comparte tu tiempo con los demás, infórmate de los conflictos que existen en el mundo, conoce África, viaja, conoce su música, su cine, su literatura, conviértete tú mismo en un defensor de los derechos humanos y en un destructor de los prejuicios que dividen a la sociedad, empezando por los propios.