Colombia: Rostros de refugiados emprendedores

13 junio 2019

Cúcuta – Décadas de conflicto armado interno en Colombia han provocado el desplazamiento de miles de personas. Muchos de estos desplazados forzosos van a las ciudades en busca de alguna de las limitadas oportunidades, pero el potencial de ser víctimas de explotación es alto, y ganarse el sustento para uno mismo, por no hablar de para una familia, no es tarea fácil.

 

Adriana Caro vive en Cúcuta, Colombia, y es una de las muchas mujeres en el país que enfrenta los desafíos del desplazamiento forzoso. Adriana huyó de la capital del país, Bogotá, después de que una banda criminal asesinara a su pareja. Cruzó Colombia sobreviviendo como pudo. Ahora ella es el sustento de su familia. El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) la ayuda apoyando su pequeño negocio de alimentos como parte del programa de medios de vida sostenibles. «Paz», dice ella, «…comienza con una sonrisa.»

Adriana Caro frente a su casa. (Servicio Jesuita a Refugiados)
Adriana Caro frente a su casa. (Servicio Jesuita a Refugiados)

 

Paz comienza con una sonrisa.
Adriana Caro, refugiada emprendedora

Yarilene fue desplazada por la fuerza de Harcari. Llegó a Cúcuta hace 10 años y, con la ayuda del JRS, terminó un curso de planificación empresarial, mercadeo, ventas y servicio al cliente. Estas habilidades la ayudarán a seguir adelante con su proyecto personal de producción y venta de helados.

Yarilene sentada frente a su casa. Llegó a Cúcuta hace 10 años cuando solo tenía 15 años. (Servicio Jesuita a Refugiados)
Yarilene sentada frente a su casa. Llegó a Cúcuta hace 10 años cuando solo tenía 15 años. (Servicio Jesuita a Refugiados)

Cristo llegó a Cúcuta en 2015 cuando el conflicto armado interno colombiano lo obligó a abandonar su pueblo natal en las afueras de El Carmen. Dice que, desde que se marchó, la vida ha sido muy difícil. Como cualquier desplazado en un entorno urbano, le era casi imposible encontrar empleo. Esto cambió tras encontrarse con el JRS. Ahora, tiene su propio carrito de comida y, de nuevo, puede mantener a su familia.

Cristo, desplazado interno de Colombia, está orgulloso de su carrito de comida que le ha permitido mantener a su familia. (Servicio Jesuita a Refugiados)
Cristo, desplazado interno de Colombia, está orgulloso de su carrito de comida que le ha permitido mantener a su familia. (Servicio Jesuita a Refugiados)

Flor Marina tuvo el estatuto de refugiada en Venezuela, pero fue deportada a Colombia en 2015. Después de establecerse en la ciudad de Cúcuta, comenzó a coser con el apoyo del JRS. Su negocio está en auge. Vende su ropa en el centro de la ciudad e incluso tiene encargos que le pagan por adelantado algunos de sus fieles clientes. Lleva su nuevo negocio con su familia, y el dinero le ha permitido construir su propia casa.

Flor Marina smiles next to her sewing machine. (Jesuit Refugee Service)
Flor Marina sonríe junto a su máquina de coser. (Servicio Jesuita a Refugiados)

Evelio llegó a Cúcuta en 1997 después de huir del conflicto armado en Colombia. Ha participado en programas de medios de vida del JRS para aprender metalurgia, y ahora utiliza sus habilidades para fabricar utensilios de cocina y otros artículos necesarios. “Antes del JRS, estaba muy desmotivado, sin trabajo. Pero ahora tengo un proyecto, la motivación para hacer algo y mi propio negocio que me permite tener estabilidad económica.»

Evelio sonríe en su taller de forja. (Servicio Jesuita a Refugiados)
Evelio sonríe en su taller de forja. (Servicio Jesuita a Refugiados)
Ahora tengo un proyecto, la motivación para hacer algo y mi propio negocio que me permite tener estabilidad económica.
Evelio, refugiado emprendedor