Ayudando a personas mayores de Ucrania para que recuperen su estabilidad en Rumanía
16 septiembre 2025

Tetiana Nikolenko, de 68 años, y su marido, de 69, son de Nicolaiev. Tienen dos hijas y dos nietos. Antes de la guerra, ambos estaban jubilados. Sus hijas tenían trabajo y llevaban una vida tranquila y bien organizada.

«Los restos de nuestra vida anterior, destrozada por la guerra»
«Vivíamos en una zona increíblemente bonita y verde», recuerda Tetiana. «No queda nada de ella. La onda expansiva de un misil destrozó las ventanas y puertas de nuestro piso, destruyó todos los muebles y rompió todos los electrodomésticos». Su marido sufrió múltiples lesiones: su cara, brazo y pierna quedaron perforados por innumerables fragmentos de cristal.
«Pasamos tres días limpiando el piso de los restos de nuestra vida anterior: todo se había convertido en escombros inservibles», continúa Tetiana.
Cuando comenzó la guerra, Tetiana y su marido decidieron quedarse en Ucrania, a pesar de que sus hijas les instaban a irse a Rumanía. Se mantuvieron firmes en su decisión de no abandonar su hogar.
«Cuando nuestra casa quedó destruida, comenzamos el proceso de solicitud de pasaportes internacionales, ya que no teníamos ninguno. Durante este periodo, unos familiares que vivían a 200 kilómetros de Nicolaiev nos acogieron, ya que era imposible permanecer en nuestro apartamento. Una vez que todo estuvo listo, nos fuimos a Bucarest».

Acogida en Rumanía
«Unos días después de nuestra llegada a Bucarest, nos pusimos en contacto con el JRS Rumanía», recuerda Tetiana. «Empezamos a participar en las actividades organizadas por el JRS y nuestros nietos asistieron a clases de rumano. Disfruté mucho de las reuniones de abuelos. También aprecié mucho los talleres creativos diseñados específicamente para personas mayores y nunca me pierdo las ferias que se celebran aquí regularmente. Sin embargo, el JRS Rumanía no se limita a organizar eventos y prestar servicios: aquí hay un ambiente especial. A menudo nos acercamos al personal solo para pedir consejo, indicaciones o conseguir los contactos adecuados».
Recientemente, Tetiana y su marido participaron en el programa de asistencia médica que ofrece el JRS Rumanía, que les permite acceder a revisiones médicas periódicas y a medicamentos que de otro modo no podrían permitirse.

¿Cómo será el futuro?
«Sobrevivimos únicamente con nuestras pensiones y el apoyo de las organizaciones y aun así, apenas nos alcanza, aunque ambos recibimos pensiones ligeramente por encima de la media. Por eso muchas personas se ven obligadas a regresar a Ucrania, incluso bajo los bombardeos, porque al menos allí no tienen que pagar alquiler, siempre que sus casas sigan en pie. Cualquier tipo de programa de apoyo, especialmente los relacionados con la salud, es un salvavidas para muchos».
La familia aún no sabe cómo será su vida en el futuro. Por ahora, se quedarán en Rumanía todo el tiempo que puedan y no se plantean mudarse a otro país. «Hemos tenido suerte. Nos sentimos realmente parte de esta comunidad».
«No quiero volver a las bombas y los cohetes. Nuestra salud mental ya ha sufrido por el tiempo que pasamos en Nicolaiev. Por lo que se refiere a nosotros… nada de nuestro piso quedó intacto. Lo más importante es la seguridad».
El JRS colabora con Xavier Network, la Compañía de Jesús en Europa, la sociedad civil local y varias ONG en una respuesta jesuita coordinada a la crisis de Ucrania. Juntos ayudamos a miles de personas como Inna. Más información en el Informe de mitad de período de 2025 de One Proposal.