Mujeres ucranianas y personal del JRS sirven juntos en Rumanía

19 mayo 2022

Los niños alojados en el hotel participan en actividades de aprendizaje y clases en línea. Los profesores también son de Ucrania y acaban de llegar al país. (JRS / Entreculturas)

«Vinieron con sus mascotas», dice Bianca Albu, del JRS Rumanía, hablando de las familias ucranianas que llegan a su país. Las mujeres y los niños tuvieron que dejar atrás a sus maridos, padres e hijos hombres y buscar la seguridad en Rumanía, llevando consigo lo que pudieron para mantener ese sentido de familia y de hogar tras haber visto sus vidas interrumpidas por la guerra. «Al principio, estaban casi en un estado de negación y esperaban poder volver pronto. Solo ahora empiezan a darse cuenta de que su desplazamiento durará más tiempo».

Separada de Ucrania por el Danubio, Rumanía ha sido uno de los primeros países en experimentar una gran afluencia de refugiados ucranianos que huyen del conflicto. Más de 900 000 personas cruzaron la frontera, pero se calcula que solo un 10% se quedó en el país.

En Bucarest y en toda Rumanía, el JRS ha estado presente desde el primer día para ofrecer asistencia, incluyendo alojamiento, asesoramiento legal y distribución de artículos de primera necesidad. «Pudimos encontrar inmediatamente alojamiento para más de 300 personas gracias a la red católica y ortodoxa», dice Bianca. Ahora muchas familias se están alojando en dos hoteles con los que el JRS ha llegado a acuerdos y ahora se están trasladando gradualmente a habitaciones privadas.

Al principio, estaban casi en un estado de negación y esperaban poder volver pronto. Solo ahora empiezan a darse cuenta de que su desplazamiento durará más tiempo.
Bianca Albu, JRS Romania

Garantizar el bienestar mental y físico de los niños

Fiel al enfoque holístico del JRS, los servicios puestos en marcha no solo pretenden responder a la fase de emergencia, sino que también atender las necesidades a más largo plazo. Se han creado salas de juego para niños en las diferentes instalaciones donde el JRS ofrece actividades educativas y recreativas, como terapia artística y clases de danza, para garantizar el bienestar mental y físico de los niños. El equipo de profesores incluye al personal y a los voluntarios del JRS, a otros refugiados y a mujeres ucranianas, que también han encontrado un objetivo en una situación tan difícil.

 

Children hosted at the hotel are engaged in learning activities and online classes. The teachers are from Ukraine too, and they just arrived in the country.
Una clase de arteterapia con niños ucranianos en una de las salas de juego creadas por el JRS.

«Hago terapia artística con los niños. Cuando vemos que los niños utilizan colores oscuros, hablamos con ellos y tratamos de reelaborar la pintura juntos», dice Olena, que dejó Ucrania para ir a Rumanía con su hija de 7 años. Su hijo de 18 años fue detenido en la frontera y tuvo que quedarse. «Fue muy difícil para mí dejar a mi hijo en Ucrania, pero también tenía que pensar en mi hija menor. Cuando llegamos por primera vez, no comimos, no bebimos y no entendíamos qué estaba pasando o qué hacer». Entonces, Olena se dirigió al JRS y ahora se aloja en el hotel con su hija Sofja y todos los días da clases a los niños ucranianos. «Sin todo esto, no sabría qué hacer con mi vida en un nuevo país. Ayudar a los niños es mi vida ahora y me hace sentir viva».

Mujeres ucranianas y personal del JRS llevan a cabo su misión juntos

Todo un equipo de 12 ucranianas que fueron asistidas por el JRS se ha unido al personal en Bucarest para ayudar en las actividades diarias. Dan la bienvenida a sus compañeros ucranianos, apoyan con el idioma y la interpretación y facilitan la distribución de vales sociales que el JRS da a los refugiados para que puedan comprar lo que necesitan con dignidad.

 

Alla supporting a Ukrainian woman at the JRS Romania office.
Alla apoyando a una mujer ucraniana en la oficina del JRS Rumanía.

«Cuando llegué a la oficina del JRS y vi a todos estos ucranianos que necesitaban apoyo, pensé que yo también podía ayudar», dice Alla, que dejó Vínnytsia con sus dos hijos, de 7 y 12 años. «Hablo con mujeres como yo, que están en un nuevo país solas, con hijos y trato de ayudarles. Con el equipo de voluntarios del JRS me siento parte de una gran familia».

Hablo con mujeres como yo, que están en un nuevo país solas, con hijos y trato de ayudarles. Con el equipo de voluntarios del JRS me siento parte de una gran familia.
Alla, Ukrainian JRS volunteer

El JRS Rumanía ya está preparando las siguientes fases para ayudar a facilitar la integración de los refugiados ucranianos en el país. Pronto se contratará a una red de 60 profesores ucranianos para ofrecer actividades educativas en ocho escuelas, desde el jardín de infancia hasta la educación secundaria.