Siria: ‘Mi querido país’, 10 años de conflicto y desplazamiento

15 marzo 2021

Mi precioso país, he estado lejos de ti durante mucho tiempo. Han pasado diez años y seguimos separados.

Anhelo mi hogar, las reuniones de Ramadán y el café que hacía mi madre todas las mañanas. Extraño las promesas durante la oración de mi padre y sus buenos deseos para nosotros. Extraño las voces de mis hermanos por toda la casa. Echo de menos las visitas de los vecinos todas las mañanas para tomar una taza de café, sus charlas y risas. Extraño su amor y su entusiasmo por ayudarse mutuamente como si fueran una familia.

Anhelo cada calle, acera y tienda de Alepo. Siento nostalgia por el olor del árbol de jazmín en la casa de mi abuelo y por las historias de mi abuela. Anhelo los recuerdos de mi escuela (cuando solíamos sentirnos orgullosos cada vez que un maestro nos pedía que le demos algo a otro maestro). Extraño a mis amigos de la infancia. Extraño todos los detalles de mi vida diaria a los que solía no prestar atención. Extraño un país que me brinda libertad y dignidad, y no ser etiquetada como “refugiada”. Deseo volver a Siria, pero mi país está sufriendo, sangrando y está arruinado.

Le pido a Dios que proteja y cuide a mi país y a su gente.

Carta de Rania, participante del centro social de JRS en Beirut (Líbano).

 

En esta sombría fecha que marca 10 años desde el inicio del conflicto en Siria, el Servicio Jesuita a Refugiados y Entreculturas pedimos al mundo que reconozca las urgentes y múltiples dificultades que se desarrollan en Siria y sus países vecinos, particularmente Líbano y Jordania. Solicitamos un apoyo renovado para el pueblo sirio y su sufrimiento colectivo.

Con el fin de los bombardeos a gran escala en muchas partes de Siria, hoy en día el país se ha escapado del radar de muchos medios de comunicación internacionales, pero alrededor de 12 millones de personas de origen sirio siguen desplazados dentro de Siria y la región [1]. Mientras tanto, los gobiernos regionales e internacionales debaten si es seguro para estas personas regresar a sus hogares. Desde Entreculturas y JRS trabajamos directamente con la comunidad siria, proveyendo educación de calidad, servicios de salud mental, medios de vida y programas de protección, que nos permite conocer la realidad de primera mano.

La realidad en Siria es que el país se encuentra en un punto de crisis extrema. La moneda local se ha devaluado a un nivel nunca visto en la historia del país y los precios de los alimentos y otros artículos esenciales han aumentado en más de un 200% [2]. La gente está pasando hambre: se estima que el 60% de la población no tiene acceso regular a alimentos saludables y nutritivos [3]. Más de medio millón de niños y niñas menores de cinco años sufren retraso en el crecimiento debido a la desnutrición crónica [4]. Las sanciones impuestas por la comunidad internacional no hacen sino empeorar la situación y perjudican a las personas más vulnerables. Además de las preocupaciones actuales por la seguridad

El deterioro de la situación económica ha impuesto una carga adicional a las personas sirias que ni siquiera han podido celebrar aún el final de esta guerra sangrienta.
Rima, parte del equipo de JRS Siria

Los países vecinos se enfrentan a crisis similares que están poniendo al límite su capacidad para apoyar a sus ciudadanos y a la población refugiada siria. Líbano, por ejemplo, se enfrenta hoy en día a un colapso de su economía con una fuerte devaluación de la moneda y una inflación desorbitada. El país se enfrenta a constantes parones de actividad, debido a las medidas de confinamiento para frenar el COVID19 y a las continuas protestas populares contra el sistema político del país. Se estima que el porcentaje de la población libanesa que vive por debajo del umbral de la pobreza alcanza ya el 50%, mientras que el 89% de la población refugiada en Líbano viven en la pobreza extrema [5].

La comida, la seguridad y la paz es lo que más necesitamos para continuar nuestra vida aquí.
Refugiada siria y participante en el centro comunitario del JRS en Baalbek, Líbano.

Después de 10 años de conflicto y desplazamiento y en previsión de la próxima Conferencia de Bruselas sobre el futuro de Siria y la región el 30 de marzo de 2021, hacemos las siguientes recomendaciones:

  • Exigimos a los países con población refugiada a no devolver por la fuerza a la población siria a su país. Todo regreso debe ser seguro, voluntario, digno y sostenible [6]. Muchas personas de origen sirios con los que trabajamos en Líbano y Jordania todavía no sienten que Siria sea un país seguro y estable al que poder regresar.
  • La comunidad internacional debe compartir la responsabilidad proporcionando oportunidades de asilo, reasentamiento y otras vías complementarias.
  • Se deben satisfacer las necesidades básicas más urgentes de la población refugiada así como de  las comunidades de acogida vulnerables. Esto incluye redoblar esfuerzos para asegurar el acceso de los niños y niñas a una educación de calidad.
  • La próxima Conferencia de Bruselas debe ser una oportunidad para cumplir con los compromisos pasados ​​y comprometerse con nuevas acciones.