El JRS expresa su preocupación por la orden estadunidense de suspensión de trabajo

06 febrero 2025

Durante los últimos 45 años, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) ha mantenido firme su compromiso de apoyar a los refugiados y a las personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo. En la actualidad, el JRS opera en 58 países, proporcionando ayuda y servicios esenciales a los más necesitados, al tiempo que trata de fortalecer la resiliencia, la autosuficiencia y la capacidad de acción de las personas a las que sirve.

En el centro de nuestra misión se encuentra el profundo compromiso de acompañar a las personas en sus viajes, permaneciendo cerca de las comunidades y de las personas obligadas a huir, en particular de las más vulnerables y marginadas.

Este compromiso se basa en los principios humanitarios y en la doctrina social católica, que hace hincapié en la dignidad de cada persona, independientemente de su nacionalidad o condición, así como en nuestra larga experiencia de acompañamiento, que ha inspirado al JRS desde su fundación y sigue guiando sus esfuerzos.

Para continuar con esta labor vital, el JRS necesita el apoyo de personas, organizaciones, Gobiernos y comunidades que se solidaricen con los necesitados. Juntos, podemos asegurarnos de que nadie sea abandonado en su momento de mayor dificultad.

El viernes 24 de enero, la Administración Trump ordenó la congelación de toda la ayuda exterior. Esta congelación también supuso una parada total del trabajo, ya que no se pudieron pagar los fondos para garantizar ni siquiera los gastos operativos básicos, los gastos generales y la dotación de personal. Las únicas exenciones iniciales incluyeron los programas de alimentos de emergencia y a la ayuda militar a Israel y Egipto. El miércoles 29 de enero, el secretario de Estado de Estados Unidos (EE. UU.), Marco Rubio, amplió las exenciones para incluir programas humanitarios que proporcionan medicamentos vitales, servicios médicos, alimentos, refugios y ayuda de subsistencia.

Esta acción sin precedentes ha repercutido en todo el mundo, ya que los programas que salvan vidas y mantienen con vida a algunas de las comunidades más vulnerables y en riesgo del mundo se han visto sumidos en una profunda incertidumbre.

El JRS apoya actualmente la labor de salvar vidas entre las poblaciones de refugiados y desplazados en nueve países de todo el mundo con financiación de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de EE. UU. (US Department of State’s Bureau of Population, Refugees, and Migration (PRM)). Se trata de algunas de las personas más vulnerables y marginadas del mundo. Los proyectos globales del JRS financiados por PRM para el año fiscal 2025 suman más de 18 millones de dólares en asistencia para servicios críticos de soporte vital en Chad, Colombia, Etiopía, India, Irak, Sudáfrica, Sudán del Sur, Tailandia y Uganda.

A través de estos programas, el JRS y sus socios proporcionan medicamentos, transporte médico, asistencia en efectivo para subsistencia, atención psiquiátrica, alimentos, cuidados de enfermería y apoyo de trabajadores sanitarios comunitarios para enfermos crónicos y terminales, fisioterapia para personas con discapacidades graves, trabajos de subsistencia (única fuente de ingresos) para profesores en campos de refugiados, acceso a la educación y a la salud mental y apoyo psicosocial (SMAPS) para comunidades marginadas, y cuidados de soporte vital para huérfanos y niños no acompañados.

El JRS estima que esta «paralización del trabajo» podría afectar negativamente a más de 100.000 refugiados y personas desplazadas, personas que ya han perdido tanto y viven al margen de la sociedad y que no podrán acceder a servicios vitales durante los próximos tres meses.

Si bien la noticia de que el secretario Rubio ha ampliado las exenciones para la asistencia humanitaria es bienvenida, los programas del JRS siguen en una situación precaria mientras esperamos noticias de la PRM sobre cuáles de nuestros programas y actividades estarán exentos mientras se revisan y cuáles continuarán después de que concluya el período de revisión.

Nos solidarizamos firmemente con las personas y comunidades obligadas a huir, escuchamos sus necesidades y seguimos comprometidos a permanecer a su lado. Seguiremos brindando todo el apoyo que podamos a aquellos a quienes servimos. Sin embargo, sin el apoyo necesario, innumerables vidas estarán en riesgo y muchos sufrirán y perecerán.