Una joven refugiada afrocolombiana defiende los derechos de las mujeres en Ecuador
07 marzo 2024
En el Día Internacional de la Mujer, celebramos los esfuerzos de activistas como Angie Torres y su compromiso con la construcción de sociedades más inclusivas y equitativas.
Angie tenía 15 años cuando se vio obligada a abandonar su hogar en Colombia debido al conflicto armado que asoló el país durante una década. Encontró refugio en Ecuador, donde un encuentro concreto cambió su vida.
«Conocí a una madre con sus hijos. El padre no estaba con ellos y ella había llegado como yo, cruzando la frontera entre Colombia y Ecuador. Al principio fue muy difícil para ella, tenía que encontrar trabajo y, mientras tanto, cuidar de sus hijos, que eran demasiado pequeños para ir a la escuela. Vivía en un lugar inseguro —expuesto a la violencia— y en condiciones insalubres. Su casa se inundaba cada vez que llovía y necesitaba ayuda».
Angie se dio cuenta de que tenía que seguir luchando para apoyar a quienes se ven obligados a abandonar sus hogares, pues ya no tienen la oportunidad de reanudar su vida tal y como la conocían.
Lleva ocho años viviendo en Ecuador con su familia. Al principio, no fue fácil y pasaron dos años antes de que les concedieran el estatuto de refugiados. «Como solicitante de asilo, no tenía acceso a muchos derechos, como el derecho a la educación o el derecho a un trabajo con un salario decente», comentó.
La relación con la comunidad local también fue difícil. Aunque las culturas de los dos países en las regiones fronterizas son muy similares, existe una fuerte discriminación contra los colombianos dentro de Ecuador. «A menudo he sido víctima de actos de violencia, a veces tenía que imitar la forma de hablar de la gente en Ecuador para ser tratada con igualdad en los espacios públicos».
Activismo por los derechos humanos
La trayectoria de Angie como activista comenzó nada más llegar a Ecuador. Como país de destino de muchas personas que huyen de la guerra y la violencia en los países vecinos, también alberga muchas ONG que proporcionan servicios a inmigrantes y refugiados. «Tras llegar, me encontré con varias ONG, entre ellas el JRS, que me formaron en temas como la discriminación, la cultura de paz, la interculturalidad, las nuevas masculinidades y, más ampliamente, los derechos humanos. Con estas herramientas y concienciación a mis espaldas, me convertí en la persona que hoy se moviliza».
A través de su compromiso con las ONG y otras realidades activas in situ, Angie dedica gran parte de su tiempo a campañas de sensibilización sobre los derechos de los inmigrantes, especialmente de las mujeres y las niñas. Dirige seminarios en escuelas y trabaja para crear vías de apoyo a las mujeres supervivientes de la violencia de género. Todas las actividades se dirigen tanto a la comunidad local como a la de los refugiados. El trabajo conjunto, con refugiados y comunidades de acogida, ha mejorado mucho la relación con la población local, «ha puesto de relieve que hay muchas más cosas que nos unen que las que nos diferencian».
La atención a las cuestiones de género en contextos de desplazamiento nace de una necesidad que ha experimentado en primera persona «como mujeres, en mi opinión, tenemos muchas más posibilidades de que se vulneren nuestros derechos, desde el país de partida hasta el de destino», continúa, «cuando llegamos a un país de acogida, sufrimos una doble discriminación, como mujeres y como extranjeras».
Un mensaje a las mujeres de todo el mundo
«Creo que primero debemos hacer visibles nuestros derechos, porque aunque existen, creo que muchas de nosotras no somos conscientes de ellos y luego debemos ejercerlos, hacerlos valer. Si somos conscientes de nuestros derechos y los valoramos, podemos luchar por ellos, podemos hacer que se respeten. Podemos reclamar que se respeten nuestros derechos cuando sentimos que están siendo violados y podemos participar en los diversos procesos de toma de decisiones para ejercerlos y hacerlos visibles», declaró.
Angie aboga por que se conceda a las mujeres migrantes y refugiadas el derecho y las herramientas para determinar su propio futuro. «Hay que establecer un principio de igualdad que garantice la igualdad de condiciones y oportunidades en el empleo y para ello hay que erradicar los estereotipos de género en los distintos contextos y espacios. Esta iniciativa es aún más importante si tenemos en cuenta que, como refugiadas, a menudo somos víctimas de una doble discriminación».
Para llevar su mensaje a nivel internacional, en diciembre Angie se unió a la delegación del JRS en el Foro Mundial sobre los Refugiados.
En el Día Internacional de la Mujer hizo un llamamiento a todas las mujeres y niñas que están luchando y a las que quieran unirse a la lucha para ver un cambio: «no nos rindamos, sigamos luchando y con pequeños pasos lograremos grandes cambios. Las revoluciones se construyen con pequeños pasos, caminando codo con codo».