Refugiados y comunidades locales conviven pacíficamente en Camerún

26 junio 2023

Marie es propietaria de un pequeño restaurante en Camerún. El JRS promueve actividades para que los refugiados y las comunidades locales puedan convivir pacíficamente en Camerún.
Marie es propietaria de un pequeño restaurante en Camerún. (Servicio Jesuita a Refugiados/ACNUR)
"Aunque en este momento la convivencia con la comunidad local es estupenda, ha sido un trabajo progresivo, no es fácil llegar a un país extranjero sin nada"
Isaac, representante de los refugiados nigerianos en el campo de refugiados de Minawao, Camerún

«Hoy vivimos felices en paz», dice Isaac, representante de los refugiados nigerianos en el campo de refugiados de Minawao, en Camerún. Ha estado trabajando en el campo desde que una escalada de violencia vinculada a la insurgencia de Boko Haram que estalló en Nigeria en 2013. Miles de personas se vieron obligadas a huir del país, encontrando refugio en los alrededores de Mayo Tsanaga, en el extremo norte de Camerún.

«Aunque en este momento la convivencia con la comunidad local es estupenda, ha sido un trabajo progresivo, no es fácil llegar a un país extranjero sin nada». Cuando llegaron, no tenían ni trabajo ni casa. «Al principio, el mayor reto fue aprender las lenguas locales, ya que ni siquiera podíamos comunicarnos», continúa Isaac.

El JRS, junto con otras organizaciones, está promoviendo actividades de resiliencia socioeconómica y cohesión social en el mismo campamento de refugiados de Minawao. Actividades como la piscicultura, la agricultura y la gestión de pequeños negocios tienen un gran impacto tanto en los refugiados como en la comunidad local. Garantizar la autosuficiencia de los refugiados y la realización de su potencial es esencial para fortalecer los lazos y facilitar las conexiones entre ambas comunidades.

"Eso es exactamente lo que buscábamos cuando dejamos Nigeria: paz"
Isaac, representante de los refugiados nigerianos en el campo de refugiados de Minawao, Camerún

Tras casi una década de coexistencia pacífica, Isaac afirma con orgullo que los refugiados ahora hablan las lenguas locales del extremo norte de Camerún e incluso la comunidad local está aprendiendo lenguas nigerianas. Emmanuel, un refugiado nigeriano, tiene su propia panadería; hace pan para toda la comunidad. «Este negocio me ayuda a resolver mis problemas familiares, ayudar a mis hijos y contribuir a la economía de la comunidad». Marie tiene grandes dotes culinarias, que demuestra cada día con la numerosa clientela de su pequeño restaurante en Camerún. «Gracias a mi negocio, doy empleo a otras mujeres; somos felices trabajando juntas».

La lengua acerca a las personas. Vivir y trabajar juntos permite a Isaac, Emmanuel y Marie estar en armonía con la comunidad local. «Eso es exactamente lo que buscábamos cuando dejamos Nigeria: paz», concluye Isaac.

El JRS sigue comprometido con la construcción de puentes entre los refugiados y las comunidades de acogida, para fortalecer los lazos y así crear un futuro pacífico para todos.

*nombre de fantasía para proteger la identidad de la persona.