Los retornos forzosos de afganos empeoran la actual crisis humanitaria
15 agosto 2024
«Huimos de Pakistán de la noche a la mañana, incluso sin tener dinero para el viaje a Afganistán. Temíamos que nos detuviera la policía paquistaní, ya que yo no tenía documentos oficiales», Maryam* es una de los cientos de miles de personas que se han visto obligadas a regresar a Afganistán desde Pakistán desde noviembre de 2023.
Afganistán sufre una de las crisis más graves y prolongadas de desplazamiento interno. Años de conflicto, inestabilidad política y dificultades económicas, agravadas por las sanciones internacionales y las políticas internas, han obligado a innumerables personas a abandonar sus hogares. A esta grave situación se suman las frecuentes catástrofes naturales, como sequías, terremotos e inundaciones, que siguen agravando el sufrimiento de la población.
Los que huyeron buscaron refugio principalmente en Pakistán e Irán. Sin embargo, la intensificación de las expulsiones de afganos de estos dos países colocó a la población en una situación extremadamente peligrosa, lo que los obligó a regresar a Afganistán, a pesar de la desastrosa situación humanitaria del país.
En este contexto, familias como la de Maryam, luchan por llegar a fin de mes. «Tras nuestra llegada a Afganistán, la vida siguió siendo difícil porque tuvimos que vivir en tiendas de campaña a pesar del duro invierno. Empecé a trabajar como empleada doméstica para dar de comer a mi familia, pero a menudo es menos de lo necesario. La incertidumbre de cómo cubrir nuestras necesidades básicas nos atenaza cada día, ya que mi trabajo en esa familia solo se paga al día».
Las deportaciones masivas de refugiados han provocado un aumento significativo del número de retornados en 2023-2024. Solo entre octubre y diciembre de 2023, al menos medio millón de personas se vieron obligadas a regresar de Pakistán.
«Vivimos más de 20 años en Pakistán y un día nos pidieron que abandonáramos el país. No nos permitieron cruzar la frontera con todos nuestros ahorros y solo nos dieron una pequeña cantidad de dinero para el viaje a Herāt. Ahorré el dinero y seguí alimentando a mis hijos durante unas semanas, pero ahora no queda nada y no sé qué les daré hoy a mis hijos», Nazanin* teme que sus hijos pasen hambre o estén desnutridos durante mucho tiempo.
Las personas que llegan a los asentamientos ilegales de desplazados internos viven en la pobreza extrema. Han perdido todas sus pertenencias al huir o durante la deportación. Sus hijos no solo sufren inseguridad alimentaria, sino también las restricciones impuestas por las autoridades de facto, ya que sin documentos personales no pueden matricularse en las escuelas públicas. Las personas, especialmente las mujeres jóvenes, se enfrentan a retos relacionados con el acceso a la sanidad, al empleo y a la igualdad de género.
En respuesta a la crisis, el JRS Afganistán ofreció apoyo de emergencia a las familias retornadas que llegaban a los asentamientos de desplazados internos en las provincias de Kabul y Herāt, donde trabaja el JRS.
«Nuestras vidas han dado un giro positivo en el Centro de Desarrollo Comunitario del JRS», dijo Zahra*, una joven que, junto con sus 11 hermanos, ha participado en el Programa juvenil del JRS. «Ya no nos centramos en nuestros problemas, en su lugar nos centramos en actividades como juegos, dibujos y sesiones de narrativa que nos dan esperanza para un futuro mejor».
Los equipos del JRS in situ han acompañado y siguen acompañando a miles de personas a través de programas de educación, salud mental y apoyo psicosocial (SMAPS), y actividades de construcción comunitaria para jóvenes y adultos.
Sin embargo, a pesar del apoyo ofrecido por las organizaciones humanitarias, las necesidades básicas insatisfechas de los retornados siguen creciendo, agravando aún más la actual crisis humanitaria.
*se han modificado los nombres para proteger la identidad de las personas.
*este artículo fue publicado originalmente por la Diócesis de Rotemburgo.