Líbano: superar el estigma de los hombres que buscan apoyo en salud mental

08 octubre 2021

Un refugiado sirio en un asentamiento informal de tiendas de campaña en el valle de la Becá en el Líbano. (Servicio Jesuita a Refugiados)

No es de extrañar que el hecho de ser un refugiado suponga muchas tensiones para la salud mental. Las circunstancias difíciles en el país de origen y los retos de un nuevo país pueden ser emocionalmente perturbadores y provocar consecuencias a largo plazo para la salud mental.

Esto es lo que le ocurrió a Khaled*, un refugiado de 37 años en el Líbano. Tras su llegada, él, su mujer y sus tres hijos tuvieron que trasladarse de un lugar a otro debido a las amenazas, los desalojos y la inseguridad. Khaled experimentó angustia mental, pero tardó en buscar tratamiento debido al trabajo diario de llevar el pan a la mesa para su familia. También tuvo que enfrentarse al estigma de que los hombres muestren sus emociones, reconozcan su debilidad y pidan ayuda. Solo cuando estuvo a punto de llegar a su punto de ruptura, el JRS pudo intervenir.

Después de un día muy largo y agotador en el trabajo, lo más frustrante fue darme cuenta de que mis hijos me tenían miedo.
Khaled, un refugiado sirio en el Líbano

Los síntomas de Khaled comenzaron al inicio de la crisis siria. Tenía dolores de cabeza, de estómago, mareos, vómitos y dolor en los huesos. Con el tiempo, su estado empeoró. Cuando se trasladó a Burj Hammoud, un municipio al noreste de Beirut, por motivos de trabajo, Khaled se enfadaba cada día y se enfurecía con su mujer y su familia. Se aisló de sus amigos y vecinos. Se dio cuenta de que necesitaba ayuda cuando llegó a casa y vio a sus hijos acobardados. «Después de un día muy largo y agotador en el trabajo, lo más frustrante fue darme cuenta de que mis hijos me tenían miedo».

Afortunadamente, hay un centro comunitario del JRS en Burj Hammoud y Khaled se reunió con Fátima, nuestra psicóloga clínica. Ella le remitió primero al psiquiatra para comprobar si necesitaba intervención médica. Luego, empezó a hacer sesiones individuales con Khaled y con la familia semanalmente. Utilizando la terapia cognitivo-conductual (TCC), Fátima ayudó a Khaled a gestionar su estrés mediante técnicas de relajación. Estos ejercicios ayudaron a Khaled a identificar sus pensamientos y sentimientos relacionados con sus síntomas físicos. Al adquirir una mayor comprensión de sí mismo, Khaled pudo hacer frente a las situaciones de tensión y cambiar el patrón de pensamientos por otros más positivos.

Mientras tanto, Khaled también asistía a sesiones de psicoeducación que fueron muy útiles para su caso. En estas sesiones, Khaled recibía información sobre su estado de salud mental, las causas, los síntomas y el proceso de tratamiento y terapia. Aprendió a ayudarse a sí mismo y adquirió habilidades de autoayuda para aliviar los síntomas. Con el tiempo, también se invitó a la familia de Khaled a asistir a estas sesiones para que comprendiera y aceptara su situación y supiera cómo afrontarla con éxito.

Hay muchas dificultades y retos a nuestro alrededor que no podemos controlar. Lo que sí podemos hacer es controlar nuestras reacciones para afrontarlas con sabiduría
Khaled, un refugiado sirio en el Líbano

La salud mental de Khaled ha mejorado gradualmente. Ahora, solo siente síntomas leves y ya no experimenta una ira extrema. Como resultado, su relación con sus hijos ha progresado mucho. «Mis hijos ahora se sientan a mi lado y juegan conmigo sin ningún miedo», revela Khaled con alegría. El impacto de la terapia sigue motivando a Khaled a asistir a las sesiones. «No quiero perder a mi familia. Todo lo que deseo es proporcionar a mis hijos una vida segura y estable con sus padres». Las sesiones individuales continuarán hasta que el estado de Khaled sea estable y sus síntomas desaparezcan por completo.

Según Khaled, hay muchas dificultades y retos a nuestro alrededor que no podemos controlar. Lo que sí podemos hacer es controlar nuestras reacciones para afrontarlas con sabiduría. Aunque su perspicacia ha tenido un gran coste, su caso demuestra el éxito que puede alcanzarse cuando los hombres buscan apoyo en materia de salud mental.

Khaled* es un nombre ficticio utilizado para mantener la confidencialidad.