Las bicicletas allanan el camino para una educación de calidad en Uganda
24 septiembre 2024
Todas las mañanas, Jackson monta en su bicicleta Buffalo negra para cumplir el estricto horario de clase de la escuela de secundaria Ayilo en Adjumani, Uganda. Vive en uno de los asentamientos de refugiados situados lejos de la escuela, en una zona remota donde las largas distancias y la dureza del terreno hacen casi imposible llegar a tiempo a la escuela y asistir regularmente a clase sin un medio de transporte.
«Antes tenía que salir de casa al amanecer para asistir a la primera clase, que empezaba exactamente a las 8 de la mañana. Por desgracia, cuando llegaba a la escuela, ya estaba tiritando de frío y esto me hacía sentir incómodo en clase y no podía concentrarme bien. Sin embargo, con esta nueva bicicleta, aunque siga saliendo temprano de casa, pedaleando podré mantenerme lo suficientemente caliente. Por consiguiente, ya no tendré que preocuparme por el frío, lo que me permitirá concentrarme en mis estudios», comenta Jackson.
Él es uno de los más de 300 estudiantes que recibieron una bicicleta, gracias a la colaboración entre World Bicycle Relief y el JRS. El objetivo de esta iniciativa es proporcionar bicicletas a jóvenes de ambos sexos, tanto de las comunidades locales como de las refugiadas, para hacer frente a los obstáculos relacionados con la distancia de las escuelas para acceder a la educación secundaria.
Pedaleando hacia la educación inclusiva
Las bicicletas mejoran la seguridad de los jóvenes que recorren largas distancias entre sus hogares y las escuelas. También facilitan que las niñas lleguen antes a la escuela por la mañana y tengan más tiempo para hacer los deberes por la tarde y esta cuestión es crítica porque las niñas cargan desproporcionadamente con las tareas domésticas. A menudo, se espera de ellas que realicen las tareas domésticas antes de asistir a la escuela cada mañana y, por las tardes, que se encarguen de tareas como cocinar, limpiar, recoger leña o agua y cuidar de sus hermanos pequeños o parientes ancianos. Estas responsabilidades hacen difícil compaginar los largos desplazamientos con los estudios.
«En los últimos años, mi hija ha expresado repetidamente su insatisfacción con su rendimiento académico. Se ha enfrentado a numerosos problemas, como faltar a varias clases, volver a casa agotada y tener dificultades para estudiar con eficacia. Sin embargo, la llegada de esta bicicleta representa un importante punto de inflexión en su vida. Este nuevo medio de transporte simboliza la esperanza, la oportunidad y el potencial de un futuro educativo más brillante para mi hija», comenta el padre de una niña que estudia en la Escuela secundaria de Nyumanzi.
El número de niñas que participan en el proyecto ha aumentado. Como parte de un enfoque de la educación con perspectiva de género, más de 180 jóvenes utilizan ahora sus bicicletas para desplazarse a diario, desafiando las normas de género y las creencias tradicionales, incluida la noción profundamente arraigada de que montar en bicicleta «rompe la virginidad».
Según Agnes Asiimwe, Directora de Proyectos del JRS Adjumani, «con cada pedalada, las bicicletas Buffalo allanan el camino hacia un futuro más brillante e inclusivo para estas jóvenes estudiantes, inculcándoles la creencia de que la educación puede trascender fronteras y adversidades».