La formación agrícola ayuda a las personas desplazadas en Nigeria a construir una vida fuera de los campamento de refugiados
22 abril 2025

Tabitha, de 35 años, es conocida cariñosamente como Mama Chinedu por las demás personas que viven en el campamento de Salama para personas desplazadas internas (PDI), en el Estado de Adamawa, Nigeria. Nació en la ciudad nigeriana de Madagali, pero se vio obligada a huir de su hogar debido a la insurgencia de Boko Haram, y ha pasado los últimos diez años en un campamento para personas desplazadas internas junto a su marido y sus seis hijos.
Hace tres años, algo cambió. Tabitha, junto con otras personas que vivían en el campamento, participó en un programa de medios de vida dirigido a comunidades en los Estados de Adamawa, Borno, Delta y Edo. La iniciativa fue llevada a cabo por JRS Nigeria en colaboración con el Global Solidarity Fund.
“Aprendimos técnicas modernas de agricultura y cría de ganado”, cuenta. “Después, cada uno de nosotros recibió un capital inicial para poner en marcha sus propios negocios».
Con los ingresos generados por la venta de sus productos, Tabitha invirtió en varios proyectos, incluyendo la compra de una máquina de tejer para confeccionar suéteres y ropa infantil para la venta. También abrió una pequeña tienda dentro del campamento, donde vende artículos básicos como cubos de condimento, detergentes, jabón, bebidas y bocadillos.
Estos ingresos adicionales le han permitido apoyar la educación de sus hijos y cubrir las necesidades diarias de su familia. “El apoyo que recibimos no se limitó a los medios de vida. Ahora también somos más conscientes de la igualdad de género, la higiene y la educación. En mi casa, tanto mis hijos como mis hijas colaboran con las tareas domésticas, y todos van a la escuela. También han recibido materiales escolares como libros y mochilas, lo que ha facilitado el aprendizaje.”
Su sueño es tener una casa propia —y poco a poco, está convirtiendo ese sueño en realidad. Con lo que ha ganado gracias a su actividad agrícola y la cría de animales, compró un terreno y empezó a reunir los materiales necesarios para construir su casa. “He empezado a moldear bloques para construir mi propia casa. Mi sueño es que, en los próximos cinco años, pueda salir de este campamento y mudarme con mi familia a una casa propia. También espero poder ayudar a otras personas desplazadas a encontrar estabilidad.”