En el Líbano, la educación artística ayuda a los refugiados a expresarse
30 enero 2023
Todos tenemos historias que contar, pero algunas de las más poderosas no se cuentan con palabras. Cuando se les da la formación y la oportunidad, las personas descubren otras formas de comunicar lo más profundo de sí mismas. Este es sin duda el caso de Leila*, una estudiante del JRS en Bar Elias.
Leila huyó al Líbano con su familia desde su hogar en Siria en 2013, principalmente debido a los ataques químicos que tuvieron un efecto perjudicial sobre su salud. Su padre escapó del conflicto, del hambre y del servicio militar obligatorio, que podría haberles llevado a la posibilidad de ser secuestrados, o incluso a la muerte.
«Yo era muy pequeña cuando salimos de Siria y lo único que recuerdo son los sonidos de los combates y el rostro visiblemente aterrorizado de mi padre, los ojos llorosos y su evidente miedo a perdernos. Mientras nos obligaban a abandonar nuestro hogar, también recuerdo el rostro pálido de mi madre y las lágrimas corriendo por sus mejillas», recuerda Leila.
Al principio, Leila tuvo dificultades para acceder a su derecho a la educación porque carecía de los documentos oficiales adecuados; sus padres no pudieron recuperarlos de Siria, por lo que le fue imposible matricularse en la escuela pública debido a las regulaciones gubernamentales.
Cuando sus padres se enteraron de que la escuela del JRS en Mikseh ―autorizada por el Ministerio de Educación y Enseñanza Superior― ofrecía educación gratuita de alta calidad con un certificado oficial, la matricularon de inmediato.
«En la escuela Mikseh realizamos una gran variedad de actividades encantadoras, como deportes, artes y oficios. Aquí descubrí mi talento y mi pasión por el dibujo y la pintura. Ahora utilizo mis sentimientos para dibujar sobre el papel cada vez que estoy contenta o molesta», explicó.
Leila recibió apoyo y atención del personal de la escuela, de los tutores y de sus amigos. Continuó afirmando que el apoyo «me inspira a expresar más mis emociones en mi escuela. Estoy agradecida por haber descubierto mis talentos y desarrollado mis habilidades aquí, en un entorno seguro».
La tutora de arte de Leila, Souraya Majzoub, quedó impresionada por su habilidad: «Nos muestra dibujos fantásticos con regularidad. Me encantan sus imágenes y retratos; tiene un toque muy bonito».
La directora de la escuela, Zeinab Assaad, comentó: «Sus dibujos siempre se exhiben en las paredes de la escuela y en exposiciones. Este tipo de apoyo aumenta la autoestima de Leila».
«El dibujo es uno de los talentos de Leila, que suele tomar la iniciativa de crear obras artísticas, como dibujar retratos y hacer maquetas. Viene regularmente a la escuela y asiste a todos los actos de sensibilización», afirma Rayhana Janbein, trabajadora social de la escuela.
La escuela ofrece materiales que crean un ambiente propicio para el aprendizaje. Esto incluye tentempiés diarios, mascarillas y desinfectantes para las manos, ropa de invierno, bolsas, botellas de agua y, ocasionalmente, cestas familiares de alimentos. Leila y su familia recibieron todos estos servicios, incluido el apoyo social, que sus padres consideraban de suma importancia.
Según la trabajadora social, los hermanos y los padres de Leila asistieron a sesiones de asesoramiento en la Escuela Mikseh, lo que contribuyó a aumentar su resiliencia.
La historia de Leila pone de relieve la importancia de dos elementos clave. En primer lugar, ofrecer a los niños apoyo educativo en un ambiente seguro y afectuoso les permite descubrir y desarrollar sus talentos. En segundo lugar, es esencial asociarse con los gobiernos de acogida para garantizar una certificación: Leila se unió al programa del JRS porque sabía que la educación sería transferible a otro lugar.
Historias como la de Leila nos inspiran a todos a seguir acompañando, sirviendo y defendiendo a todos los niños vulnerables que necesitan el poder transformador de una educación.
* Se ha cambiado el nombre para mantener la confidencialidad.