A los 75 años, Inday Radia aún conserva los recuerdos de la casa en la que una vez vivió, en el pueblo de Norhaya, en Filipinas – un lugar reducido a escombros durante el asedio de la cercana ciudad de Marawi en 2017. Cuando estallaron los combates, su familia se vio obligada a huir. 

Empezar de nuevo no fue fácil. «Recibimos algo de ayuda», recuerda Inday, «pero no fue suficiente para cubrir realmente nuestras necesidades diarias, como la comida. A menudo las comidas eran inciertas», dijo. 

El punto de inflexión llegó cuando se unió al programa de medios de vida, gestionado por JRS Filipinas. «Antes solía cuidar pequeñas plantas, pero aquí casi no hay terreno», explicó. Gracias al programa, descubrió la jardinería en botellas – una manera sencilla y práctica de cultivar alimentos en espacios reducidos. «Nos enseñaron cómo usar las botellas, qué cultivos crecen bien en recipientes, e incluso cómo elaborar fertilizante orgánico», añadió. 

A medida que sus plantas prosperaban, Inday amplió su huerto, trasplantándolas a un pequeño terreno detrás de su casa, que pronto se convirtió en una fuente sostenible de alimento. 

Inday no solo redescubrió su amor por la jardinería, sino que también encontró en ella un medio para ser autosuficiente.  

Pronto, su modesto huerto empezó a florecer con tomates y pechay. «Si no tenemos nada para cocinar, siempre podemos contar con las verduras que cultivamos», compartió. 

Desde entonces, su huerto se ha convertido en un recurso para la comunidad. Siempre que algún vecino se quedaba sin comida, Inday compartía su cosecha. Lo que comenzó como una medida de supervivencia se convirtió en un silencioso acto de solidaridad. 

*este artículo fue publicado originalmente por el JRS Asia Pacific.