Día Mundial de la Asistencia Humanitaria: el personal del JRS comparte sus experiencias

19 agosto 2022

Día Mundial Asistencia Humanitaria

La misión del JRS es posible cada día gracias al compromiso de más de 8 000 personas en todo el mundo. Los integrantes de nuestro personal, los voluntarios y los socios comparten la pasión por servir a los refugiados y una profunda conexión con nuestros valores.

A través de una multitud de proyectos —desde centros educativos hasta la mejora de la seguridad alimentaria de los desplazados forzosos, desde la formación para la subsistencia hasta los talleres de reconciliación— todos y cada uno de los trabajadores humanitarios del JRS son esenciales en nuestra misión de acompañar, servir y defender a los refugiados.

En este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, algunos de nuestros increíbles colegas comparten con nosotros algunas reflexiones sobre sus experiencias de trabajo en el sector humanitario, su forma de entender el acompañamiento del JRS y sus funciones para contribuir al bienestar de los refugiados.

 

República Centroafricana (RCA): Louisa

Louisa, nacida en la RCA, es oficial de seguimiento en la ciudad de Bambari y sus alrededores. Esta mujer de 32 años recorre kilómetros en moto para prestar asistencia a domicilio y garantizar el buen funcionamiento de los proyectos en un país en conflicto desde 2013.

«Mi papel como humanitaria sirve de modelo para las chicas y madres vulnerables a las que atendemos. Se dan cuenta de que los tiempos han cambiado y que las mujeres también pueden trabajar para levantar un país como el nuestro. El lugar de una mujer no está solo en el hogar o en la oficina; las mujeres también deben trabajar in situ como humanitarias para ayudar, salvar y aliviar vidas humanas. Mi experiencia en el JRS me ha convertido en una mujer luchadora, dispuesta a acompañar, servir y defender los derechos de los demás».

 

Tailandia: Preecha

Preecha es conductor del JRS Tailandia en Mae Hong Son.

«Cuando me uní al JRS, mi vida cambió mucho. El JRS no solo me ofreció un trabajo, sino también una experiencia de vida diferente. Conocí a gente de diferentes nacionalidades, idiomas y razas, pero todos son iguales. Desde que trabajo con el JRS, he cambiado mucho mi percepción hacia los demás y el JRS también ha mejorado mi vida. Para mí, las palabras “acompañar, servir y defender” son significativas e importantes ya que representan mi trabajo. Mi trabajo me ha ofrecido la oportunidad de ayudar a la gente. También es una voz para los desfavorecidos. Es un sentimiento de poder ayudar a personas que no tienen la oportunidad y estoy orgulloso de mi trabajo».

 

Chad: Ariane

Originaria de Camerún, desde 2018 Ariane es la coordinadora nacional de logística del JRS Chad desde Yamena, la capital.

«Los profesionales de la logística son esenciales para la ejecución de los proyectos humanitarios porque ayudan a garantizar que los beneficiarios tengan acceso a la ayuda humanitaria en el momento oportuno.

Los principales retos logísticos en el Chad son la falta de infraestructuras y los deficientes sistemas de comunicación (carreteras e internet) o el aislamiento geográfico del país. Gran parte de los bienes y servicios son importados y los precios e impuestos fluctúan constantemente.

Algunas personas todavía me preguntan cómo llegué a ser logista, sabiendo que es un trabajo para hombres. Esto me hace gracia porque no es más que un prejuicio. La logística es algo que todos hacemos a diario: anticipar, planificar, organizar, negociar, comprar, gestionar recursos… ¿Por qué debería estar reservada a los hombres?

Nuestra labor humanitaria es estupenda, damos esperanza y alegría a personas que lo han perdido todo a través de nuestros programas, pero sacrificamos mucho en nuestra vida privada. No tengo vida social y me resulta difícil formar una familia a distancia. Tengo un hijo [en Camerún] que, a su tierna edad, ya es consciente de que no estoy presente en su vida. Me pierdo sus cumpleaños, no estoy para acompañarle al colegio o a las fiestas, para ayudarle con los deberes… Me duele pensarlo, pero hago este sacrificio para ofrecerle un buen futuro».

 

Grecia: Anna

Anna, de Atenas, es trabajadora social de formación y ha estado involucrada con el JRS Grecia durante algún tiempo antes de llegar a ser su directora nacional.

«Me afectó mucho la crisis de los refugiados en Grecia y también aquí en Atenas. Podías ver a cientos de personas durmiendo en el suelo cerca de la Plaza Victoria y en muchas calles de la ciudad. Son personas cansadas y desesperadas. Para mí fue una llamada. El JRS en Grecia es pequeño; no podemos hacer mucho, pero lo poco que hacemos significa mucho para la gente a la que ayudamos».

 

Camerún: Elena

Elena, de San Sebastián (España), trabaja para el JRS desde 2018, primero en el Chad y ahora en Yaundé, como responsable nacional de programas para la República Centroafricana y Camerún.

«Mi trabajo es una prioridad y una fuente de realización en mi vida. Nuestros esfuerzos contribuyen a prestar un servicio para que estas personas puedan avanzar hacia un futuro mejor, superar las situaciones de conflicto que han vivido, volver a integrarse plenamente en la sociedad y ser autónomas. Me gustaría que el sector humanitario y el trabajo de las ONG fueran más conocidos por el público en general. A menudo, en el imaginario colectivo, se trata de voluntariado, pero en realidad, es un sector profesional por derecho propio. Concebimos los proyectos como un apoyo a las poblaciones vulnerables, pero siempre con una visión de colaboración y no de caridad».

 

Tailandia: Jasmeen

Jasmeen trabaja como consejera psicosocial para el JRS Tailandia, apoyando a los refugiados urbanos en Bangkok.

«Desde que era joven, siempre me he preguntado cómo podría ser parte de una solución en lugar de un problema. Al crecer, mis padres siempre me enseñaron el valor y la importancia de servir a los demás. Cuando conocí la misión del JRS de acompañar, servir y defender a los demás, supe en lo más profundo de mí que era una llamada para formar parte de ella. Estoy eternamente agradecida por esta oportunidad de estar presente física y emocionalmente para las personas a las que sirvo y de formar parte de su viaje de curación. Estoy agradecida por caminar con personas tan valientes, resistentes y de buen corazón.

A lo largo de mi trabajo en el JRS, he conocido a muchas almas increíbles y maravillosas que han compartido su presencia y su tiempo conmigo. Respeto y honro sus historias, sentimientos y pensamientos en el espacio seguro que hemos compartido.

Creo que lo que nos hace humanos es la conexión. Nos esforzamos por estar conectados y sin ella, la vida no tendría sentido. Tengo la suerte de haber conectado y construido una relación con las personas a las que sirvo. La gente quiere ser vista y escuchada y después de realizar actividades y sesiones con ellos me pregunto si lo he conseguido. Estoy agradecida al JRS por darme esta oportunidad, por caminar con ellos codo con codo».

 

Nigeria: C. Anthonia

Anthonia, supervisora de educación, coordina varias intervenciones educativas en Adamawa y Borno, en el noreste de Nigeria.

«Empecé a ser voluntaria cuando terminé el instituto y descubrí que el servicio y satisfacer las necesidades de los demás es el verdadero significado de la vida humana. Un momento que realmente se me quedó grabado fue cuando [durante la graduación de una formación del JRS para niños no escolarizados] una niña habló de cómo perdió toda esperanza cuando huyó de su pueblo durante un ataque. A los 10 años, ya había llegado a la conclusión de que su vida había terminado. Para ella, poder asistir a la escuela y aprender el alfabeto le dio esperanza y le permitió volver a soñar con un hermoso futuro. Este encuentro me recuerda que para marcar la diferencia en la vida de alguien no necesito hacer grandes cosas, solo necesito hacer lo que hago con amor».

 

Rumanía: Luiza

Luiza trabaja como asesora jurídica del JRS Rumanía desde 2011. Actualmente se dedica a asistir a los refugiados ucranianos en Bucarest.

«Acompañar a los refugiados significa todo. ¿Y por qué digo esto? Porque puede ser una sonrisa, una palmada en la espalda, la seguridad de que todo irá mejor, o mejorará… Puede ser asistirles ante las autoridades, acompañarles al médico, hacer presión y defender a los refugiados… Se desempeñan un montón de papeles, pero, al fin y al cabo, es ayuda humana. Las madres suelen estar muy emocionadas y cuando acuden al asesoramiento, se toman un tiempo, un momento para que se den cuenta de lo que está pasando. Cuentan sus historias y siempre es tan emotivo… porque tienen que ser fuertes por sus hijos y cuando nos conocen, simplemente se derrumban. Y esto es lo más desafiante para mí, porque puedes ver todas estas emociones y todos estos son traumas no resueltos y que todavía están ahí».

 

República Democrática del Congo (RDC): Dorcas

Psicóloga de campo del JRS, Dorcas trabaja con desplazados internos víctimas de agresiones, muchas de ellas de carácter sexual, en el área de Masisi y en Goma, región de Kivu del Norte.

«En mi trabajo, he tratado varias veces con personas que querían acabar con su vida, pero tras el apoyo psicológico estas personas vuelven a encontrar la alegría de vivir. Este tipo de experiencia me da energía positiva. Antes de unirme al JRS, trabajaba [como humanitaria] en una zona insegura en el territorio de Rutchuru [Kivu del Norte] y fuimos tomados como rehenes por un grupo durante tres días. Fue una experiencia traumática, pero, tras el apoyo psicológico, pude superarla. Animo a todas las mujeres a romper las barreras impuestas y a unirse al mundo humanitario in situ».

 

 

El testimonio de Anna fue publicado originalmente por Jesuits Global.

Los testimonios de Preecha y Jasmeen fueron publicados originalmente por el JRS Asia Pacífico.