Dorothy Agoe es orientadora psicosocial del JRS en Kampala. Antes de trabajar en Uganda, estuvo con el JRS en Maban, Sudán del Sur, como coordinadora psicosocial adjunta durante tres años, donde dirigió visitas domiciliarias en los campamentos locales de refugiados, supervisó la guardería del JRS para niños discapacitados y se encargó de la terapia psicológica de grupo.
Háblanos de tu vida y de qué ocurría cuando te involucraste por primera vez con una organización humanitaria.
Crecí en el este de Uganda en los tiempos en que mi país se enfrentaba al Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés) en 2003. Niños y niñas, madres, padres y ancianos fueron víctimas del conflicto y se vieron obligados a huir. Solíamos pasar las noches durmiendo en el bosque rodeados de animales, tanto domésticos como salvajes. Familias y comunidades quedaron separadas o tuvieron que ir a los campamentos para los desplazados internos, donde dependían de las raciones de alimentos de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Debido a la destrucción de las infraestructuras y al riesgo de secuestro, los niños no asistían a la escuela. Me incorporé al Servicio Jesuita a Refugiados en 2015 y me destinaron a Maban, Sudán del Sur, como coordinadora psicosocial adjunta durante tres años, hasta finales de 2018.
¿En qué punto de tu camino por la vida te encuentras hoy?
Actualmente, trabajo con el Programa de Refugiados Urbanos del JRS en Kampala como orientadora psicosocial. Mi trabajo consiste en escuchar a los refugiados más vulnerables, acompañarlos a través de visitas domiciliarias, defender sus derechos y el acceso a las necesidades y servicios básicos. También estoy matriculada en la Uganda Martyrs University, en Nkozi, haciendo mi Maestría en Humanidades en estudios sobre refugiados y migraciones.
¿Qué diferencia marcó en tu vida el JRS?
Como refugiada, desarrolló mi pasión por trabajar en el campo humanitario. El JRS me brindó una segunda familia y la oportunidad de devolver la ayuda a quienes soportaron las dificultades de los refugiados como yo. Los conocimientos sobre salud mental y apoyo psicosocial me permitieron ayudar a las personas a sanar desde adentro para mejorar sus vidas.
Como organización confesional, el JRS también me dio la oportunidad de conectarme con la vida tradicional africana y misionera, donde el respeto y la hospitalidad al forastero y los ancianos son primordiales. Gracias a mi experiencia con el Servicio Jesuita a Refugiados, he entendido el valor de la humildad, la compasión por los más vulnerables y la coexistencia pacífica. He podido ofrecer un espíritu de hermandad a muchos y muchas en su camino por la neblina del desplazamiento.
El JRS habla de andar junto a las personas a las que servimos y de acompañarlas en su camino. ¿Qué significa el acompañamiento para ti?
El acompañamiento para mí va más allá de estar presente con los refugiados. Significa poner un oído atento, ser compasiva con los más vulnerables, apoyar y caminar con un refugiado en su camino, y dar esperanza a los demás.
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