“Poner fin al desastre que emerge”: entrevista con el Director Internacional del JRS.

06 mayo 2025

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El Director Internacional del JRS comentó el impacto de la congelación de la ayuda exterior y cómo podemos poner fin al desastre que emerge.

Extractos de una entrevista con Michael Schöpf SJ, Director Internacional del JRS, realizada por Giuseppe Riggio SJ, Director de Aggiornamenti Sociali. La entrevista completa se publicó originalmente en italiano en el número de Abril de 2025. 

¿Qué impacto tuvo [la decisión del Gobierno de Estados Unidos de suspender temporalmente la ayuda exterior] en la actividad del JRS?

El impacto fue inmediato. En el caso del JRS, la suspensión afectó a los fondos del Bureau of Population, Refugees, and Migration (BPRM). […] Detener [los proyectos financiados] habría significado abandonar a miles de personas a su suerte: un paso que no nos pareció éticamente aceptable. Sin contar con las obligaciones legales hacia quienes trabajan en los proyectos. Por eso activamos un mecanismo de emergencia para garantizar su continuidad con fondos del JRS, en la medida de lo posible en una situación de emergencia. […] Por el momento, la Administración Trump ha eximido del bloqueo únicamente a los programas de emergencia, entendidos en un sentido muy restringido: comida, agua y tal vez medicamentos, pero no la educación ni los servicios de salud mental, que para nosotros son medidas que salvan vidas. Tenemos que prepararnos para un escenario en el que en varios lugares algunos servicios vitales ya no estarán disponibles para los refugiados. 

¿Cuáles son las consecuencias de este nuevo escenario?

[…] En primer lugar, las medidas del Gobierno estadounidense van mucho más allá de un cambio en las políticas sobre refugiados. […] Se está construyendo una narrativa de odio y destrucción que plantea un funcionamiento diferente del orden mundial, que ya no se basa en la dignidad de la persona humana. 

El segundo mensaje que estas políticas están transmitiendo tiene que ver con el bien común, que desaparece cuando la agenda política se centra en la realización de mi interés, el de mi familia, mi comunidad, mi país. Reconocer la interdependencia que nos une, como personas y como Estados, abre la puerta a construir relaciones justas, basadas en el cuidado mutuo y la reconciliación, que son lo opuesto a declarar al otro como enemigo. 

Existe también un tercer mensaje que concierne al multilateralismo. Según esta agenda, vamos hacia un orden mundial caracterizado por unos pocos gobernantes autocráticos que hacen acuerdos entre ellos. […] Si no hay relaciones basadas en el reconocimiento del otro y en la igualdad de dignidad, muy pronto entraremos en conflictos que derivarán en guerras abiertas o en un aumento de la violencia.  

[…] Es un programa muy coherente: debemos deshacernos de lo que protege la dignidad, la libertad, el multilateralismo, y silenciar las críticas; debemos hacerlo lo más rápidamente posible, antes de que los ciudadanos descubran lo que todo esto implica y reaccionen. 

¿Qué reacción es posible?

La respuesta en esta situación es encontrar nuevos socios, diferentes de los tradicionales, para crear una contranarrativa que señale cómo queremos vivir dentro de veinte años. […] Ha llegado el momento de decirlo y de ofrecer una alternativa.

En 2024 elaboramos un nuevo marco estratégico global para el JRS a través de una amplia participación de nuestros equipos y de personas externas pertenecientes a universidades, financiadores, otras organizaciones no gubernamentales (ONG). […] Nos dijimos que debemos insistir en un enfoque basado en el respeto de los derechos de las personas, debemos trabajar con las comunidades y aumentar al máximo la autonomía de las personas para que puedan tomar las riendas de su propio futuro.  

Donde la ley no protege al individuo, tal vez una comunidad fuerte sea la mejor opción disponible. […] Es necesario buscar coaliciones más amplias, que no desemboquen en el odio y de las que formen parte no solo ONG, sino también comunidades locales, universidades, empresas. Cualquier otra estrategia, en mi opinión, no logrará generar el impulso narrativo necesario en esta fase. 

¿Qué pasos se pueden dar para activar esta dinámica? ¿Qué actores pueden emprenderlos?

Creo que es necesario hacer comprender a la gente que, si seguimos esta lógica, nos dirigimos hacia un mundo de destrucción. Ahora son los refugiados u otros grupos marginados los que se vuelven invisibles, pero con el colapso del multilateralismo, todos nos veremos afectados y muy rápidamente. Esto se percibe claramente en las reacciones de los políticos europeos. 

A mi juicio, la Iglesia tiene un papel importante que desempeñar, pensando en los dos desafíos de este momento. El primero tiene que ver con la contranarrativa que hay que construir […] El segundo desafío inmediato es que se necesita alguien que haga posible el encuentro y el diálogo para dar forma a esa contranarrativa […]. 

En esta situación completamente nueva, no se puede llegar a acuerdos con quienes asumen estas posiciones políticas, no se puede caer en la ilusión de “aprender a hablar su lenguaje” con la esperanza de hacerles cambiar de opinión o de obtener nuevos fondos. Sería muy irrealista y plantearía cuestiones morales importantes. Debemos buscar el diálogo por todos los medios posibles, pero también sobre la base de la verdad. 

Creo que el desastre no está detrás de nosotros, sino que lo tenemos delante si seguimos negando la dignidad de tantas personas.