Reflexión de Pascua: Él ha resucitado. La esperanza vive en todos nosotros.
20 abril 2025|David Holdcroft SJ, Especialista en programas de inclusión económica del JRS

Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo iré a buscarlo. Jesús le dijo: ¡María!
Juan 20:15-16
Uno de los momentos más importantes de nuestra vida es aquel cuando nuestros padres nos dan un nombre, algo que nos acompañará para toda la vida. Nada simboliza mejor quiénes somos. Al dirigirse a María por su nombre, Jesús resucitado le devuelve su identidad, aquella que Dios le dio, que abarca todas sus experiencias humanas, tanto buenas como malas, sentando las bases para que pueda recrear su vida de nuevo.
La dignidad humana, el valor único dado por Dios a cada persona, está en el centro de lo que hacemos en JRS. La palabra «humanitario» nunca capta completamente nuestro trabajo. Es mucho, muchísimo más que eso: siempre buscamos restaurar los nombres, las identidades de las personas desplazadas, permitiéndoles vivir con una nueva esperanza, integrando las experiencias dolorosas del pasado, pero sin dejar que ellas tengan la última palabra.
Mientras nuestro mundo cambia rápidamente y muchas de las viejas certezas comienzan a desvanecerse, sabemos que nuestro Dios crea en estos momentos horizontes inéditos. Así como María Magdalena vio vida nueva a través de su dolor ante la tumba de Jesús, así nosotros miramos los signos de una nueva vida y de una nueva esperanza.
En estos tiempos difíciles, en los que muchas fuerzas intentan sumir en el anonimato a las personas bajo etiquetas como «refugiado», «inmigrante» o «beneficiario de ayuda», debemos recordar que cada uno de ellos tiene un nombre y una historia.
Que Cristo resucitado abra nuestros corazones y nuestras mentes en esta Pascua, mientras avanzamos para afrontar los nuevos desafíos que nos plantea este mundo.