Una refugiada ucraniana en Polonia convierte su sueño en realidad
26 marzo 2024
En el corazón de Nowy Sacz, una ciudad del sur de Polonia, hay una «cafetería con una pequeña alma». Esta es la forma en la que Olena define su propio café, la cafetería SofiLen.
Antes de que estallara la guerra, trabajaba como especialista principal del departamento de educación preescolar en la Administración de Educación de Jersón. Sin embargo, siempre ha soñado con abrir algún día su propia cafetería.
Cuando empezó la guerra, decidió abandonar su ciudad natal y se refugió en Polonia con su hijo. El viaje a Polonia fue muy peligroso. «Al principio, cuando huíamos de mi ciudad natal, era una auténtica pesadilla porque había bombardeos y combates constantes. Mientras huíamos, pasamos por encima de una granada y todavía me pregunto cómo no explotó debajo de nosotros», recuerda y continúa: «en ese momento, mi hijo lloró y rezó el padrenuestro. Comprendí una cosa: si seguimos vivos, significa que aún no he hecho lo que se supone que debo hacer».
Al principio, nada más llegar a Polonia, Olena intentó encontrar un trabajo en su campo. «Buscaba un trabajo que correspondiera a mi puesto en Ucrania, pero no lo encontré. Quién sabe si me arrepentiré o estaré agradecida», describe.
No saber polaco era un obstáculo para encontrar trabajo, así que se matriculó en los cursos de lengua polaca que ofrece el JRS Polonia.
A través del proyecto One Proposal, el JRS Polonia ha apoyado a las personas que huyen de la guerra en Ucrania, ofreciéndoles cursos de lengua polaca y sesiones de psicoterapia, y facilitando la relación entre la comunidad de refugiados y la comunidad local, con el objetivo último de que las personas refugiadas puedan valerse por sí mismas y esto es lo que le ocurrió a Olena.
Su futuro cambió con una oferta inesperada. «Posteriormente, por casualidad, recibí una oferta para trabajar en una cafetería y la acepté porque tenía que trabajar y ganarme la vida». Trabajó en esa cafetería durante un año y luego, con la experiencia y los conocimientos adquiridos, y el apoyo de sus padres, decidió abrir su propio negocio.
«Ahora trato mi cafetería con toda mi alma y organizo todo aquí para que la gente se sienta cómoda y a gusto. Me gusta recibir a estudiantes, turistas y hombres de negocios con un ambiente positivo y un café sabroso», concluye.
*esta historia fue publicada originalmente por el JRS Europe.