Sudáfrica: Ser reconocido como ser humano
10 abril 2019|Gugu Angela Mngadi, voluntaria del JRS Sudáfrica
Gugu Angela Mngadi trabaja voluntaria como asistente legal para el Servicio Jesuita a Refugiados en Sudáfrica.
Johannesburgo – Los refugiados y solicitantes de asilo que viven en Sudáfrica se enfrentan a desafíos injustos a la hora de acceder a los equipamientos de salud, y eso viola sus derechos humanos básicos. El estatuto legal de los refugiados, solicitantes de asilo y migrantes no está claro. Esta distinción ambigua, o falta de ella, se debe a una insuficiencia de conocimiento dentro de Sudáfrica. El hecho de no establecer de manera definitiva el estatuto de estos individuos conduce a unos índices de intolerancia y xenofobia que van in crescendo. También es importante definir qué se garantiza bajo el derecho humano básico de la atención sanitaria. El derecho a la asistencia médica habilita a cada individuo a disfrutar del nivel más alto posible de salud física y mental. Esto incluye el acceso a todos los servicios médicos, saneamientos, alimentación adecuada, vivienda digna, entornos laborales saludables y condiciones de trabajo respetables. Además, la Constitución sudafricana consagra la obligación de respetar los derechos de todas las personas y prohíbe que el estado deniegue o limite el acceso a los servicios de atención sanitaria, que deberían estar disponibles para todas las personas sin ningún tipo de discriminación. (República de Sudáfrica 6 Artículo 27 (2) Ley 108 de 1996). Pero a los refugiados y solicitantes de asilo les niegan constantemente unos servicios de atención médica adecuados, tanto a nivel de base como sistémico, a pesar de que la legislación sudafricana estipula que se les trate de la misma manera que a los ciudadanos sudafricanos.
Los refugiados y solicitantes de asilo se ven obligados a costear unas altas tasas sanitarias o a pagar en efectivo en el momento del servicio. En muchos casos, estos pagos se los embolsan administradores de salud corruptos. Aquellos cuyos documentos están sin actualizar o que no los tienen, encaran aún más problemas hasta el punto de que incluso les pueden negar la atención. Otros, con enfermedades potencialmente mortales y trastornos tratables, quedan tan decepcionados al no poder acceder a tratamientos vitales como una diálisis renal que, finalmente, se resignan a una muerte inhumana.
Creo que la xenofobia desempeña un considerable papel cuando revisamos estos desafíos. Durante el corto período de tiempo en que he sido voluntaria en el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), he sido testigo de numerosas violaciones de nuestra Constitución y del marco legal. Estas transgresiones contra los refugiados y solicitantes de asilo las cometen sudafricanos en la mayoría de los casos. La xenofobia se caracteriza por un discurso prejuiciado, que generalmente opera sobre la apariencia de las personas y hace suposiciones negativas basadas en la nacionalidad. Al avanzar en su industrialización, Sudáfrica se está convirtiendo en un país desarrollado, atrayendo a muchos ciudadanos extranjeros que buscan refugio de la pobreza, la crisis económica, la guerra y la persecución gubernamental en sus países de origen. Como resultado, a los sudafricanos les resulta difícil aceptar a los refugiados y solicitantes de asilo como seres humanos. Hay enfado y frustración por la creciente tasa de migración, a lo que se añade la creencia distorsionada de que los refugiados y solicitantes de asilo se quedan con las limitadas oportunidades de empleo y vivienda en el país.
Lamentablemente, muchos no piensan en las dificultades que enfrentan los refugiados y los solicitantes de asilo al abandonar sus países en busca de una vida mejor. No tienen en cuenta las pérdidas que sufrieron estos individuos vulnerables. Muchos se vieron obligados a dejar atrás familias, seres queridos y sus hogares ancestrales. Algunos caminaron días, cruzaron múltiples fronteras, mientras escapaban de conflictos armados. Hay una situación grave en Sudáfrica que debe abordarse. Las políticas, leyes y procedimientos del país deberían tratar adecuadamente los problemas que sufren los refugiados y solicitantes de asilo; sin embargo, hasta que no sean reconocidos como seres humanos, no se podrán tomar las medidas adecuadas.
Sepa más sobre los desafíos que enfrentan los refugiados y solicitantes de asilo al tratar de acceder a los centros de salud en Sudáfrica.