Sabor a hogar: una familia de refugiados afganos monta su nuevo negocio en Serbia
11 diciembre 2024
En un frío día de octubre en el corazón de Belgrado, Serbia, una pequeña multitud se reunió para celebrar la apertura de Ariana Yummy, un restaurante de auténtica cocina afgana que es de propiedad de Kochai y de su familia.
El viaje de Kochai de Afganistán a Serbia comenzó en 2016, cuando abandonó su patria en busca de seguridad y de un nuevo comienzo para él y su familia. Tras atravesar la ruta migratoria de los Balcanes Occidentales, acabó encontrando refugio en Serbia, donde se le concedió el estatuto de refugiado.
Serbia, situada en las fronteras exteriores de la Unión Europea, ha sido durante mucho tiempo un punto de paso clave en la ruta migratoria de los Balcanes Occidentales, la mayor ruta terrestre para los migrantes en Europa. Sin embargo, las organizaciones de la sociedad civil serbia se enfrentan a importantes retos a la hora de satisfacer las necesidades de quienes llegan por la ruta de los Balcanes. También luchan por crear un entorno que anime a los migrantes a asentarse y establecer nuevas vidas en Serbia.
En Serbia, Kochai, trabajó como traductor y mediador cultural para varias organizaciones no gubernamentales antes de unirse al JRS Serbia en 2017. Hablando siete idiomas —pastún, farsi, inglés, ruso, sueco, azerbaiyano y serbio— Kochai se convirtió en un puente entre culturas, ayudando a innumerables personas a navegar por los desafíos e incertidumbres de la vida en un nuevo país.
A pesar de su dedicación y voluntad de ayudar a los recién llegados a establecerse en Serbia, su deseo era reunirse con sus seres queridos y montar su negocio familiar.
En 2020, Kochai dio un paso importante para reunirse con su familia. Tras un largo y difícil proceso, su mujer y sus cinco hijos afganos llegaron por fin a Serbia. Los niños se adaptaron rápidamente a su nuevo entorno, se matricularon en la escuela donde aprendieron serbio e hicieron nuevos amigos.
«Gracias a Dios, lo más difícil ya ha pasado. Tengo cinco hijos que estuvieron en Afganistán y, cuando llegaron, aprender el idioma fue un verdadero reto. Empezaron con clases en línea, luego pasaron a clases particulares y, finalmente, un colega vino dos veces por semana. Poco a poco empezaron a aprender serbio», cuenta Kochai.
Una vez empezado este nuevo capítulo, él y su familia hicieron realidad sus sueños. Montaron un restaurante familiar en Belgrado, compartiendo la rica herencia culinaria de Afganistán con su nueva comunidad.
*JRS Serbia acompaña a los refugiados que llegan al país, ofreciéndoles ayuda de emergencia, apoyo psicosocial y educación. La apertura del restaurante contó con el apoyo de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y del JRS.