En la parte del Congo de la que procede Immaculée, la violencia tribal ha hecho sufrir a muchas familias. Immaculée tenía tan solo 13 años cuando huyó con su hermana, después de que los soldados mataran a sus padres y quemaran su casa. «No puedo decir que tenía esperanza, simplemente me mudé», recuerda.

Como refugiada en Malaui, Immaculée no dejó que las penas de su pasado dictaran su esperanza para el futuro. Asistió al Programa de Inclusión Digital del JRS, que proporciona a los jóvenes refugiados habilidades digitales para dotarles de los conocimientos técnicos necesarios para conseguir trabajos en línea y obtener ingresos.

El mismo día que Immaculée terminó su curso, consiguió un trabajo. «La vida cambió por completo», dice. «Puedo mantener a mi hermana y a mí misma y disfruto mucho de mi trabajo».

La oportunidad de trabajar y ser autosuficiente es una de las formas más eficaces para que los refugiados reconstruyan sus vidas y aporten una contribución positiva a sus comunidades. «Mi sueño es ser una mujer que inspire y anime a los demás. Eso es todo». Immaculée ayuda a los refugiados en el campamento, tanto si carecen de necesidades básicas como si necesitan algo de compañía. Anima a todos a aprender y comparte sus conocimientos con los demás para que también puedan ser independientes.

«Ahora me siento segura y capacitada y tengo esperanza en el futuro», dice.