Líbano: Cocinando, un regreso a casa

10 enero 2019

Unas mujeres preparan comida en el taller de cocina en el Centro Frans van der Lugt, en Bourj Hammond, Líbano
Unas mujeres preparan comida en el taller de cocina en el Centro Frans van der Lugt, en Bourj Hammond, Líbano (Servicio Jesuita a Refugiados)

Bourj Hammoud – Todos los martes por la mañana en el Centro Frans van der Lugt en el Líbano, las mujeres se reúnen con el Chef Dalal, un refugiada siria de Alepo, famosa por su deliciosa cocina. Realizan sesiones de cocina, pero compartir recetas no es lo único que la une.

The women come together to prepare food and share stories from home. (Jesuit Refugee Service)

«Nos encanta reunirnos aquí, nos recuerda a Siria,» dice Fátima*

Encontrarse y pasar el rato juntas les ayuda a olvidar la guerra, la distancia y a superar la nostalgia. «Conocemos gente nueva, aprendemos nuevas recetas y, a veces, aportamos nuestros trucos a platos típicos que solíamos cocinar en Alepo,» dice Noor*. “También nos peleamos, o mejor dicho, mostramos nuestro desacuerdo, por las recetas, porque en cada aldea cocinamos de una manera diferente. Pero al final, nos reímos y disfrutamos de la comida, ¡como una familia!”

El centro del JRS permite que los refugiados tengan un punto de encuentro, hagan amistades y se sientan acogidos en el país anfitrión. «Nos sentimos muy solas cuando llegamos por primera vez al Líbano,» dice Rania*. Ellas encontraron refugio en el centro. Un centro lleno de personas que han pasado por lo mismo y que tienen la misma cultura. Ahora aprenden cómo es y qué hacer en la sociedad libanesa.

A woman prepares traditional Syrian food. (Jesuit Refugee Service)

“El Mahashi (un típico plato en Siria) se demora su tiempo, así que vamos descansando, hacemos un café y luego continuamos antes de que los hombres regresen hambrientos a casa. Aquí hacemos lo mismo, ¡pero sin preocuparnos por tener la comida lista para nuestros esposos!” dice Fátima.

El chef Dalal ha ayudado a las mujeres refugiadas a recuperar sus tradiciones y cultura. «De vez en cuando tocamos música, bailamos y cantamos juntas temas clásicos y viejos a pesar de nuestras horribles voces,» bromean. «Realmente ya no nos sentimos como extrañas. La comida y la música unen a las personas, y aquí en el JRS nos sentimos como en casa.»

Women dance while they wait for the food to cook. (Jesuit Refugee Service)

Ver más fotos del taller de cocina aquí.

*Todos los nombres fueron cambiados para proteger la privacidad y seguridad de las participantes.