Las clases de yudo reúnen a niños de comunidades refugiadas y de acogida en Etiopía

23 julio 2024

En Addis Abeba, Etiopía, el JRS imparte clases de yudo para acercar a los niños de las comunidades de refugiados y de acogida. Niños participan en clases de yudo impartidas por el JRS en Addis Abeba, Etiopía (Servicio Jesuita a Refugiados).
Niños participan en clases de yudo impartidas por el JRS en Addis Abeba, Etiopía (Servicio Jesuita a Refugiados).

En el dōjō del JRS en Adís Abeba, Etiopía, niños y niñas de las comunidades locales y de refugiados participan en clases de yudo dirigidas bajo la atenta mirada de Tesfaye. Como cinturón negro de yudo y uno de los dos etíopes con licencia internacional de yudo, ha participado activamente en el entrenamiento de yudo en el Centro juvenil del JRS desde 2019.

Según Tesfaye, el deporte tiene un poder transformador: «El yudo une y reúne a los niños, tanto a los refugiados como a los de la comunidad local, inculca valores de disciplina y respeto hacia los demás».

A pesar de sus beneficios mentales y físicos, hay pocos lugares en el país donde se pueda practicar el yudo. De hecho, este deporte olímpico todavía no es muy popular en Etiopía y no es fácil conseguir fondos para los materiales y para pagar los salarios de los instructores.

A pesar de estos retos, el JRS Etiopía y Tesfaye siguen entrenando a un equipo compuesto por atletas jóvenes y motivados, con diferentes orígenes e historias, pero todos unidos por su pasión por el yudo.

Samrawit, 13 años, originaria de Etiopía

«Es bueno practicarlo [el yudo] con niños refugiados. Hacemos amigos y aprendemos unos de otros».

Samrawit empezó a practicar yudo en febrero de 2023 y ahora aspira a convertirse en la mejor judoka de Etiopía.

Una amiga de la escuela la introdujo en las clases de yudo, superó rápidamente su timidez inicial y ahora disfruta compitiendo y entrenando con sus compañeras.

En el futuro, Samrawit sueña con contribuir al desarrollo de este deporte en Etiopía.

Michaie, 15 años, refugiado eritrea en Etiopía

Michaie llegó a Etiopía en 2019 y lleva dos años dedicado al yudo. Contrariamente a los estereotipos iniciales de su familia de que el yudo es un deporte que alimenta la violencia, Michaie ha demostrado lo contrario. La disciplina y el respeto hacia los demás son características intrínsecas de este deporte, que Michaie ha abrazado, y que lo acompañan a lo largo de su viaje de crecimiento personal.

Quiere terminar la escuela y cursar estudios superiores en el campo del trabajo social para contribuir de forma significativa a la sociedad.

Even, 11 años, refugiado eritreo en Etiopía

Llegados a Etiopía en 2018, Even y su hermana fueron de los primeros estudiantes en inscribirse en el programa de yudo del JRS en 2019. Ha seguido practicando con perseverancia y dedicación durante cuatro años, logrando un progreso significativo.

El yudo lo ayudó a ganar confianza en sí mismo. Ahora, además de su aspiración de convertirse en poeta, también sueña con practicar yudo a nivel profesional.

*este artículo fue publicado originalmente por el JRS Eastern Africa.