Ganarse la vida gracias a una pasión: un artista refugiado cuenta la historia de su vida
19 mayo 2023
«¡Puedo pagar el alquiler, comprar comida, permitirme los transportes, comprar ropa, he iniciado un negocio y doy clases!». Aganze Mugomoka hace esta afirmación con ojos llenos de entusiasmo y voz de júbilo. Tras huir de la República Democrática del Congo (RDC), Aganze vive ahora su pasión en Uganda como artista refugiado.
Se separó de sus padres en 2016 debido al conflicto en la RDC y se trasladó desde Goma para establecerse con sus ocho hermanos en Kampala, la capital de Uganda. Su viaje fue trágico y traicionero y prefiere no entrar en los detalles de los horribles acontecimientos. Él y un hermano suyo fueron separados de sus demás hermanos y se reunieron solo dos años después en Uganda. La difícil situación de huir de casa y la trágica y dolorosa experiencia del viaje han sacudido al joven Aganze, pero no le han hecho perder la esperanza.
Una vez en Kampala, necesitaba encontrar formas de ganarse la vida. Un amigo le presentó al JRS en Uganda, donde se matriculó en el curso de Arte y Artesanía porque siempre había querido ser artista. Su inspiración también proviene de su padre, un artesano que fabricaba y reparaba guitarras, y de su madre, sastra.
Para Aganze, la artesanía no es solo una pasión, sino también la profesión de la que vive. Al terminar el curso, obtuvo una beca del JRS para iniciar su propio negocio. Hace joyas, piezas de arte, zapatos, cubiertas de libros, alfombras y piezas tie-dye que vende en su tienda, en mercados y en línea, promocionándolas en sus redes sociales. Está contento de tener un trabajo remunerado en algo que le gusta y de poder contribuir al sustento de su familia con sus ingresos.
También es profesor suplente en el curso de Arte y Artesanía del centro del JRS en Kampala y supervisa la movilización de otros artistas que han recibido el apoyo del JRS para vender sus productos en el mercado de los viernes en las afueras de Kampala. «Espero que algún día pueda devolver el favor ayudando a otros refugiados que quieran dedicarse al arte y la artesanía y formándolos hasta que puedan ganar dinero con ello». Le gustaría ampliar su negocio añadiendo un componente de capacitación en su tienda. Actualmente, forma de manera informal a niños y jóvenes en la fabricación de joyas.
«Aunque soñaba con ser artista, es muy probable que no lo hubiera sido en el Congo. Aunque ser refugiado no es una situación ideal, me ha ofrecido la oportunidad de perseguir una pasión que parecía no estar a mi alcance».
Aganze ve brillante el camino hacia su futuro. Solo tiene un deseo: reunirse con sus padres, como hizo con sus hermanos, de los que se separó de camino a Uganda. «No estoy seguro de que estén vivos, pero vivo con la esperanza constante de reunirme con ellos tarde o temprano».