Dos años de conflicto en Sudán: las familias aún esperan soluciones duraderas
15 abril 2025

«Vimos aviones bombardeando desde el cielo. Nos refugiamos tras el muro de una mezquita, mientras otros yacían en el suelo, sin esperanzas de sobrevivir. La zona estaba abarrotada de ancianos y niños y las bombas caían a pocos metros de nosotros. Por mucho que me esfuerce en describirlo, no puedo transmitir toda la intensidad de la situación», Musa*, de 28 años, describe los últimos momentos antes de huir de su casa en Nyala, en el suroeste de Sudán.
Con sus dos hijos gemelos, buscó refugio en Sudán del Sur tras la escalada del conflicto en abril de 2023. Al llegar al centro de tránsito de Renk, Musa se encontró sola en medio de miles de refugiados y retornados que vivían en refugios comunales o viviendas improvisadas. El centro, construido con el apoyo de socios humanitarios, tiene dificultades para acoger la llegada diaria de personas. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), desde el inicio de la respuesta, unos 350.000 refugiados sudaneses han cruzado a Sudán del Sur, con un alto porcentaje de ellos entrando por la frontera de Renk.
«No hay palabras para describir el inmenso sufrimiento que han padecido los sudaneses y sursudaneses en un Sudán desgarrado por la guerra durante los dos últimos años: hambre extrema, asesinatos y la horrible realidad de presenciar cómo violaban a mujeres y asesinaban brutalmente a otras. Sufrimos como víctimas atrapadas entre dos fuerzas poderosas que luchan, desatando su furia contra civiles corrientes, incluidos mujeres y niños», afirma.
Con millones de desplazados internos y refugiados huyendo del conflicto en Sudán, la necesidad urgente de apoyo adecuado crece día tras día en países vecinos como Chad y Sudán del Sur. Aunque las organizaciones humanitarias, entre ellas el JRS, proporcionan ayuda esencial a las personas más vulnerables —como servicios de rehabilitación y salud mental, apoyo educativo, servicios de reconciliación, así como alimentos y artículos no alimentarios básicos— a menudo son insuficientes para satisfacer las crecientes necesidades de familias como la de Musa.
Sus gemelos, que crecen en el centro de tránsito, tienen acceso a espacios adaptados a los niños, pero no van a la escuela ni reciben educación formal. «Espero que mis hijos tengan la oportunidad de ir a la escuela, para que un día también puedan servir a los más necesitados».
Dos años después de la escalada de violencia, sigue habiendo una necesidad urgente de ayuda humanitaria adecuada y soluciones sostenibles para hacer frente a la crisis cada vez más profunda.
La comunidad internacional debe reafirmar su solidaridad y su compromiso con la ayuda humanitaria para satisfacer las enormes y crecientes necesidades del pueblo de Sudán. Es esencial que se actúe con valentía esfuerzo diplomático para poner fin a la violencia y encontrar un camino hacia una paz duradera.
*se ha cambiado el nombre para proteger la identidad de la persona.