Después de años de silencio, un niño sirio recupera la audición

01 abril 2025

Ahmed, tras recibir un audífono (Servicio Jesuita a Refugiados).

Una nueva realidad en Damasco

La madre de Ahmed*, Layla*, recuerda con nostalgia su vida antes de la guerra: «Vivíamos en una casa grande de cuatro plantas, que compartíamos con los hermanos de mi marido. Mi marido tenía un restaurante de shawarma y teníamos una vida estable, pero cuando estalló la guerra, las partes beligerantes empezaron a tomar el control de la zona, atacando a civiles y secuestrando personas. Quedarnos ya no era una opción. Cuando mi marido recibió una amenaza directa, supimos que teníamos que escapar antes de que fuera demasiado tarde».

La familia huyó de Daraa, una ciudad del sur de Siria, a Damasco, donde se instalaron en una pequeña casa abarrotada que compartían con otras cuatro familias. «Lo perdimos todo en un instante», dijo Layla. «Lo único que nos quedaba era la paciencia. Pero no sabíamos que lo peor estaba por llegar».

Ahmed y su madre Layla.

Un accidente que lo cambió todo

Una vez en Damasco, Ahmed tenía solo cuatro años. Un día, mientras su abuelo calentaba el agua, el pequeño Ahmed se acercó demasiado a la olla. Su abuelo intentó apartarlo, pero el agua hervida se derramó sobre él, causándole graves quemaduras, un accidente que le dejó lesiones que le cambiaron la vida.

Lo llevaron de urgencia al hospital, donde pasó tres meses sometido a un doloroso tratamiento.

Cuando llegó el momento de que Ahmed empezara la escuela, su familia descubrió que había perdido una parte importante de su audición debido a los fuertes antibióticos que le habían administrado durante el tratamiento. Ahmed no pudo adaptarse a su nueva realidad.

Fue acosado en la escuela, lo que le llevó a aislarse de sus compañeros de clase y de sus pares. Se negaba ir a la escuela y perdió el interés por comunicarse, incluso con su propia familia. La familia no podía permitirse un audífono y su aislamiento no hizo más que aumentar.

Una oportunidad para empezar de nuevo

Cuando Layla llegó por primera vez a la St. Alberto’s House del JRS, en Jaramana, Damasco, buscaba asistencia médica. Los vecinos le hablaron del centro y, con una mezcla de esperanza y vacilación, decidió acudir a él.

El JRS consiguió un audífono para Ahmed. «Fue como si hubiera vuelto a nacer. Empezó a hablar, a unirse a las conversaciones familiares y a salir sin miedo a que se burlaran de él. Ya nadie le llama «el chico sordo». Ahmed ha vuelto a ser él mismo», dijo Layla.

El audífono no era solo un dispositivo médico; era la clave que permitió a Ahmed recuperar la confianza en sí mismo y devolver la esperanza a su familia. Según Layla, «ayudar a un niño a recuperar la confianza y darle la oportunidad de vivir con dignidad es el mayor regalo que alguien puede ofrecer».

Ahmed y su madre conversan con el equipo del JRS durante una visita a su hogar.

*Se ha cambiado el nombre para proteger la identidad de la persona.