¿Cómo afrontan los sirios un nuevo futuro incierto?
15 marzo 2025

Casi 14 años después del inicio de la violencia en Siria, la caída del régimen y la huida del Presidente Bashar al-Ásad el pasado diciembre han dado lugar a la esperanza de un futuro pacífico. Sin embargo, años de conflicto, la crisis económica y la inestabilidad persistente mantienen al país en un estado de incertidumbre.
El JRS ha estado caminando junto a la población siria desde 2008, incluidas las personas desplazadas y las comunidades locales. Entrevistamos al Director Nacional, el Padre Vincent De Beaucoudrey, SJ, quien nos dio un testimonio sobre cómo es la situación actual en Siria.
¿Cómo es la vida cotidiana ahora en Siria?
Creo que la primera palabra para describir la situación en Siria es «incertidumbre». No sabemos exactamente hacia dónde nos dirigimos. Cuando se vive en la incertidumbre, uno puede ser optimista o tener miedo, pero elegir ser optimista requiere energía y la gente está agotada porque llevamos 14 años en una crisis enorme.
Primero llegó la guerra, luego el terremoto y ahora hay una grave crisis económica. Seguimos bajo una presión inmensa y la gente tiene miedo.
¿Puede hablarnos del impacto de la caída del régimen y sus consecuencias en la vida de la gente?
Describir la situación en Siria es muy difícil en estos días, ya que cambia de un día para otro. Sin embargo, si adoptamos una perspectiva más amplia, hay algunas diferencias desde la caída del régimen, por ejemplo, la libertad de expresión es algo nuevo y la gente todavía está tratando de acostumbrarse a ella, o el hecho de que los presos han sido liberados.
En algunos aspectos, estos cambios son positivos y nadie desea volver al sistema anterior, pero, al mismo tiempo, nos encontramos en una situación en la que no sabemos qué será posible o qué sucederá a continuación. En estos días se está produciendo violencia en el país, se está matando a gente; antes, la gente estaba acostumbrada a una violencia conocida e identificada (puestos de control, etc.), mientras que ahora todo es incierto. Esta incógnita sobre la violencia, las noticias falsas y el hecho de que no lo entendamos todo están aumentando las tensiones.
Además, si observamos la vida de la gente in situ, muchos problemas persisten y el mayor desafío sigue siendo la economía. Muchas personas ganan menos de 50 dólares al mes, a veces tan solo 20, mientras que el gasto mínimo para que una familia sobreviva es de unos 200 dólares. Como resultado, tener un trabajo a tiempo completo no es suficiente para alimentar a una familia. La vida cotidiana se basa en gran medida en «¿cómo voy a alimentar a mi familia?».
¿Cómo responde el JRS a las necesidades?
En el JRS intentamos estar ahí para las personas proporcionando educación, apoyo psicosocial y, en Alepo, también asistencia sanitaria.
También participamos en actividades de construcción de comunidad y cohesión social, ofreciendo a personas de diferentes orígenes y con diferentes historias la oportunidad de escucharse, compartir y descubrir que pueden confiar unos en otros. De esta manera, esperamos ayudar a promover una forma pacífica de convivencia, ya que el país lo necesita desesperadamente.
Según las Naciones Unidas, hay más de 16 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria en el país. Esto significa que las necesidades son enormes en todas partes, en todos los sectores: salud, educación, protección, alimentación, higiene y más. Ante necesidades tan importantes, a menudo nos hemos visto en la necesidad de tomar decisiones difíciles, aceptando que hay algunas necesidades que no podemos y no seremos capaces de atender y esto es bastante frustrante.
¿Puede contarnos un encuentro o evento particularmente transformador que siga inspirándole en su compromiso con el JRS?
Una cosa que siempre disfruto es unirme a los grupos de niños que vienen los viernes porque se trata de niños sometidos al trabajo infantil, de entre 10 y 12 años, que a veces recogen basura o trabajan en fábricas. Siempre es agradable poder compartir momentos con ellos e intentar darles algo de alegría. El mes pasado, uno de ellos nos dijo que estaba desempleado y que buscaba trabajo, lo que significa que ya ha experimentado tener un trabajo, perderlo y buscar otro, y solo tiene 10 años. En ese momento, me di cuenta de que, aunque el país es muy inestable y a pesar de no saber qué hacer, si estos niños vienen a nosotros los viernes y están felices de estar con nosotros, es nuestro deber hacer todo lo posible para mantener los proyectos abiertos, incluso en medio de las dificultades actuales.
¿Cuáles son sus esperanzas para el futuro?
Ahora que todo es inestable, queremos seguir caminando junto a la gente y estamos tratando de decirle a la gente «estamos con ustedes» y «nos quedaremos con ustedes». Espero que podamos acompañarlos en su sufrimiento, desesperarnos con ellos, para que no se sientan solos. También espero que siempre encontremos formas de recordarnos a nosotros mismos que la esperanza aún existe.