Claude Karwachane comenzó a trabajar con el JRS en Siria en 2010, ayudando primero a los refugiados iraquíes y años después a otros sirios desplazados por el estallido de la guerra en su país. En 2014, sufrió en carne propia el exilio, buscando refugio junto a algunos de sus familiares en Italia durante dos años antes de regresar a Damasco y a su trabajo con el JRS.
Háblanos de tu vida cuando te involucraste por primera vez con el JRS.
Comencé a servir en el JRS en Damasco en 2010, cuando apoyábamos a familias iraquíes que habían huido de la guerra en su país. Dirigí talleres de cerámica para mujeres y, a través de nuestra práctica de creatividad y cooperación, construimos amistades inolvidables.
Cuando estalló la guerra en Siria en 2011, muchas familias desplazadas comenzaron a buscar refugio en el centro. Intentamos gestionar y responder a las necesidades de la gente, proporcionándoles alimentos, ropa, colchones, mantas y medicamentos esenciales.
Si bien fue duro, también puedo decirte que fue la experiencia más bella y enriquecedora de mi vida. Compartimos mucho entre nosotras: nuestra tristeza y nuestra alegría, nuestra valentía y nuestros miedos, nuestra desesperación y nuestra esperanza. Sobrevivimos a muchas cosas juntas, incluida la sombra de la muerte.
¿En qué punto de tu vida estás hoy?
Todo lo que estoy viviendo ahora con el JRS en Damasco ha renovado mi esperanza y me ha animado a relanzar mis talleres en las áreas rurales fuera de la ciudad. Estoy tratando de practicar mi pasión por la cerámica, con la esperanza de poder abrir mi propia línea en este oficio. También estoy enseñando a otra gente, a personas que lo han perdido todo en esta guerra, les animo y ayudo a redescubrirse desde adentro, a creer en sus habilidades y a recuperar la esperanza.
¿Cómo marco la diferencia el JRS en tu vida?
Cuando regresé a Siria en 2016, el JRS apenas estaba abriendo sus puertas para darme la bienvenida y acompañarme en las circunstancias más difíciles de mi vida. La gente del JRS me ayudó a encontrar esperanza, alegría y fuerza para comenzar de nuevo. Siento una profunda gratitud y amor por el JRS. No hay palabras para expresarlo. Quiero servir con amor y alegría, quiero vivir la misión y los valores del JRS, quiero compartir esos valores con todas las personas que conozco.
El JRS habla de andar con las personas a las que servimos y acompañarlas en su camino. ¿Qué significa para ti el acompañamiento?
El JRS ha caminado conmigo. Siempre he vivido según los valores del JRS y ahora trato de compartirlos con las personas que conozco, porque el acompañamiento es mutuo. Como responsable de atención al personal del JRS, he creado y desarrollado talleres que ayudan a los voluntarios a liberar el estrés, tomar la iniciativa y expresar su creatividad. Los estoy fortaleciendo para que puedan apoyar y fortalecer a otros. Estamos creando un futuro mejor y una vida mejor. Juntos.