
Educación con
perspectiva
de género
La educación es vital para cuestionar las normas de género perjudiciales, las dinámicas de poder, la discriminación y los estereotipos arraigados que agravan y alimentan los conflictos, limitando el desarrollo libre e integral de la persona.
En el JRS, estamos comprometidos a ofrecer programas educativos sensibles al género para garantizar que las niñas y mujeres jóvenes desplazadas por la fuerza tengan acceso a entornos que ofrezcan aprendizaje, seguridad y protección.
La importancia de la educación secundaria para las niñas
La educación secundaria representa una etapa crucial de crecimiento, desarrollo y oportunidades. Aunque se han logrado avances significativos en el acceso a la educación por parte de las personas refugiadas, el ACNUR estima que el 65 % de las personas refugiadas están inscritas en la educación primaria, mientras que solo el 42 % accede a la educación secundaria.
Los y las adolescentes refugiadas, especialmente las niñas, enfrentan barreras interseccionales que limitan su acceso y permanencia en la escuela secundaria. La educación secundaria es un salvavidas para las niñas que viven en situación de desplazamiento. Cada año adicional de educación secundaria para las niñas se traduce en un menor riesgo de matrimonio y embarazo prematuros. Cuanto más progresan las niñas en la escuela, más probabilidades tienen de obtener ingresos, ser autosuficientes y contribuir al crecimiento y bienestar de sus familias y comunidades.
Derribar los obstáculos a la educación secundaria de las niñas
La pobreza es el obstáculo más significativo para el acceso y la finalización de la educación secundaria por parte de las niñas refugiadas. Con recursos limitados, las familias optan por invertir en la educación de sus hijos varones, ya que se considera que tienen mayores oportunidades de trabajar, mientras que a las niñas se les asignan tareas domésticas. Además, a medida que el cambio climático se agrava, las niñas se verán cada vez más obligadas a abandonar la escuela para recorrer largas distancias en busca de agua o ser entregadas en matrimonio a cambio de una dote para mantener a sus familias.
Las actitudes tradicionales hacia la educación de las niñas pesan enormemente, especialmente en lugares donde el matrimonio infantil y el embarazo adolescente son comunes.
La falta de suministros, instalaciones e información para la gestión de la higiene menstrual (GHM) también afecta negativamente la capacidad de las niñas para asistir y participar en la escuela.
Para que las niñas puedan asistir y permanecer en la escuela, necesitamos instalaciones educativas secundarias adecuadas que garanticen un entorno de aprendizaje acogedor, seguro y libre de toda forma de violencia de género y discriminación.
Ante el impacto creciente del cambio climático, debe prestarse mayor atención a una infraestructura escolar accesible que pueda acoger a todos los estudiantes y sus diversas necesidades, y que los proteja del calor extremo. La infraestructura escolar también debe incluir instalaciones adaptadas a la menstruación que permitan a las estudiantes gestionar su periodo de forma segura y con dignidad.
¿Cómo mantiene el JRS a las niñas en la escuela?
El JRS ofrece programas de educación sensibles al género que están firmemente alineados con los estándares internacionales, como las Normas mínimas de la Red Interagencial para Educación en Situaciones de Emergencia (INEE). Nuestro enfoque tiene en cuenta las necesidades y experiencias únicas de niñas y niños, mujeres y hombres, y busca abordar las desigualdades de género en el ámbito educativo y más allá.
En este sentido, el JRS apoya la permanencia escolar de las niñas refugiadas mediante:
- El compromiso de apoyar la educación secundaria inclusiva en foros internacionales. El JRS patrocinó el compromiso multilateral “Empowering Futures: A Comprehensive Global Refugee Forum Pledge for Inclusive Secondary Education!” en el Foro Mundial sobre los Refugiados de 2023.
- La gestión de escuelas secundarias en campamentos de refugiados y la organización de actividades extracurriculares y co-curriculares que promuevan la igualdad de género y se adapten a las necesidades específicas de niñas y niños. La participación de los niños también es fundamental para lograr cambios culturales duraderos que rompan los ciclos intergeneracionales de pobreza, estigma y discriminación.
- La implementación de programas de becas para facilitar el acceso a la educación secundaria y superior, dirigidos a estudiantes en situación de riesgo y procedentes de entornos desfavorecidos.
- La inversión en infraestructuras mejoradas y adaptadas a la gestión de la higiene menstrual (GHM), así como la distribución de productos de GHM y la realización de formaciones sobre el tema.
- La participación en grupos de trabajo como el Grupo de Trabajo de la INEE sobre Género y el Grupo de Trabajo de Educación Secundaria, co-liderado por ACNUR y Plan International.