Un corazón
que tiene
esperanza
Mya, una niña de 11 años, es de Myanmar. De mayor quiere ser maestra, pero debido a la crisis que inunda el país desde hace dos años, el acceso a la educación de niños como ella se ha visto reducido a la nada.
El JRS se une a las palabras de Mya y de los muchos otros niños desplazados en Myanmar: “que la paz reine inmediatamente en Myanmar”. El JRS pide que los niños desplazados tengan acceso a la ayuda humanitaria, incluidos los programas educativos.
Pan, otro niño de Myanmar de 12 años, dice: “Quiero volver a la escuela en mi pueblo. Quiero estudiar en paz. Trabajar juntos, darnos la mano”. Pan cree que ésta es la manera de mejorar la situación en Myanmar.
Nuestros amigos desplazados nos enseñan a tener:
Un corazón que tiene esperanza
Myanmar
En 2021, un golpe militar llevó a Myanmar a
una catástrofe humanitaria y de derechos humanos.
Se calcula que 94.000 personas han huido del país y casi
2 millones de desplazados internos.